En estos días se filtró a los medios de comunicación un informe oficial de 93 páginas del Ministerio del Interior de Alemania, titulado Analyse des Krisenmanagements [Análisis del Manejo de Crisis], el cual pone en duda los discursos sanitarios alarmistas sobre el ya famoso virus de origen chino que ha provocado un derrumbe de la economía productiva a nivel mundial.
El documento oficial afirma, entre otros puntos, que: se sobreestimó la peligrosidad del Covid-19, porque en ningún punto el peligro planteado por el nuevo virus ha ido más allá del nivel normal; las personas que murieron del coronavirus son las que estadísticamente morirían este año (habían alcanzado el fin de sus vidas y sus cuerpos debilitados no podían soportar ningún estrés cotidiano aleatorio); a nivel mundial no hubo más de 250.000 muertes por el virus, cuando se compara con el 1.500.000 de muertes durante la oleada de la Influenza 2017/18; el peligro no ha sido hasta ahora mayor que el de muchos otros virus.
Pero además el informe se enfoca en las múltiples, duras y graves consecuencias de las medidas adoptadas frente al virus, entre ellas, que “están muriendo más personas por las medidas impuestas por el Estado que las que mueren por el virus”. La causa es que el sistema sanitario alemán se enfocó en el tema de virus y pospuso o redujo tratamientos para los pacientes con otras enfermedades.
Descalificación gubernamental. Los científicos se defienden.
Inicialmente, el gobierno intentó descalificar el informe como “obra de un empleado” y su contenido como “su propia opinión”. Pero en realidad el texto fue un trabajo colectivo, proyectado por un panel científico nombrado por el ministro del Interior y compuesto por expertos médicos externos de varias universidades alemanas.
La iniciativa partió de un departamento ministerial llamado Unidad KM4, encargado de la “Protección de infraestructuras críticas”. Fue uno de sus miembros quien lo filtró a los medios.
Ya el 11 de mayo los autores del informe presentaron un comunicado conjunto, censurando al gobierno por ignorar el consejo de los expertos, según el cual “las medidas terapéuticas y preventivas no deberían traer más daño que la misma enfermedad”, ya que su objetivo “debe ser proteger a los grupos de riesgo, sin afectar la disponibilidad de la atención médica y la salud de la población general, como infortunadamente ocurre”.
Pero en realidad, dice el informe, “diariamente estamos experimentando en la práctica científica y médica los daños secundarios de las medidas por el coronavirus en nuestros pacientes”.
Coincidiendo con esta denuncia, el 23 de mayo el diario alemán Das Bild (Ver enlace)publicó un artículo en el que se dieron a conocer las “dramáticas consecuencias de las medidas por el coronavirus: 52.000 operaciones de cáncer retrasadas”.
Según un médico, “se sentirán durante años los efectos colaterales de la crisis causada por el Covid-19.