Parafraseando un viejo refrán popular, bien se puede decir que en la provincia de Buenos Aires “el que sabe, sabe, y el que no sabe, es ministro”. Prueba de la verdad de este adagio es la aguda crisis económica que padecen los productores, industriales y comerciantes del territorio, que sólo escuchan diagnósticos “científicos” de los funcionarios responsables del área económica de gobierno, sin que les brinden soluciones a sus reclamos.
Según el ministro de Hacienda y Finanzas de la provincia de Buenos Aires, Pablo López, “la caída en la actividad económica es por efecto de la pandemia por el coronavirus y no por la cuarentena que impuso el gobierno nacional para minimizar los contagios”.
El ministro es licenciado en Economía y Magister en Historia Económica, con una carrera académica pero sin experiencia alguna en el ámbito privado.
Seguramente cree que ha sido certero en su diagnóstico, aunque en realidad sólo hizo un juego de palabras. Por paradójico que parezca, su aseveración muestra una superficialidad profunda. La actividad económica no se ha contagiado ni infectado por el maldito virus, sino que se ha detenido por la “solución” que impuso el gobierno nacional y acataron las provincias.
El error de fondo fue contraponer la salud a la economía, cuando en realidad la economía es parte de la vida de una comunidad, es la sangre que da vida y revitaliza la actividad cotidiana, la que permite la movilización de sus fuerzas productivas.
Para afrontar la crisis sanitaria desatada, el gobierno nacional -con el acompañamiento de los gobernantes provinciales- decidió seguir los consejos de un “comité de expertos sanitarios”. Pero no hizo lo mismo al decretar el cese de la actividad productiva, comercial y social, ya que no convocó a ningún “comité de expertos económicos” ni a “sociólogos expertos”.
Ningún funcionario podía ignorar que 40 días sin actividad económica o reducida al mínimo iban a provocar una serie de problemas serios y graves. Ya pasados los 90 días de confinamiento o aislamiento social, prácticamente los gobernantes están encerrados ante un callejón sin salida.
Y ante esta encerrona irresoluble, el ministro de la Provincia sólo ofrece citas y opiniones sin fundamento, frente al reclamo de productores y comerciantes. Recurre, por ejemplo, a un informe del Banco Mundial, que ha dicho que “los países con cuarentena livianas vieron más deteriorada su proyección de crecimiento de PBI para 2020 que la Argentina”.
Pero la realidad muestra que Argentina, Brasil, Perú, Venezuela y México enfrentarán el peor panorama de América, independientemente del grado de dureza o flexibilidad que hayan aplicado en el aislamiento y confinamiento de la población.
“No hay evidencia de que la cuarentena implique un golpe para la economía mayor que no hacerla [¿???], pero es claro que la pandemia es la razón fundamental de la crisis en todo el mundo”, reitera el funcionario bonaerense. Pero los sectores afectados por la crisis le responden simplemente que “si no nos mata el virus, nos morimos de hambre”.