En Estados Unidos existe una institución creada “sin fines de lucro”, llamada Center for Medical Progress (CMP) [Centro para el Progreso Médico], que agrupa a ciudadanos periodistas para monitorear e informar sobre la ética médica y sus progresos. Se ocupan de los temas bioéticos contemporáneos que impactan sobre la dignidad human y se oponen a todo tipo de intervenciones, procedimientos y experimentos que explotan el estado legal desigual de toda clase de seres humanos.
Hace unos años se hizo conocida, por la acción de su director, David Delaiden, quien puso al descubierto, mediante el uso de cámaras ocultas, el negocio millonario que lleva a cabo la filial estadounidense de la IPPF, la Planned Parenthood Federation of America (PPFA) [Federación Estadounidense de Paternidad Planificada], con la venta de restos fetales, aunque esta práctica está prohibida por las leyes federales.
Esta organización publicó el 30 de junio un vídeo, en el que miembros de la PPFA admiten bajo juramento que para obtener tejidos seccionan incluso a bebés que sobreviven a un aborto.
Es la confesión más cruda y directa que el aborto en esencia no sólo es un asesinato en todo el sentido de la palabra, sino que además tortura y disecciona a las víctimas cuando todavía están vivas. Se trata de un verdadero salvajismo pre-cavernícola en el siglo XXI, un retorno a las épocas más oscuras de la humanidad.
El video en cuestión muestra a Perrin Larton, Administradora de Procesos para Planned Parenthood de la empresa Advanced Bioscience Resources, Inc. (ABR), afirmando que un bebé que sobrevive a un aborto aparece una vez cada dos meses.
Cuando se le pregunta sobre la forma en que se obtienen los tejidos, Larton dijo que hacen disecciones para obtener los tejidos que los investigadores han solicitado.
Cuando se le pregunta si al feto o bebé sobreviviente del aborto le late el corazón, Parton responde que vagamente, pero después admite y dice que ha podido ver corazones que están fuera del “producto de la concepción”, intactos y latiendo independientemente.
También aparece en el video del 30 de junio, explicando la viabilidad del feto, la doctora Deborah Nucatola, ex directora senior de servicios médicos en Planned Parenthood y que se hizo conocida por un video encubierto en 2015 en el que se le ve explicando cómo esta organización vende órganos de fetos abortados a una tarifa “razonable”.
Esta ex ejecutiva reconoce que no existe un criterio exacto y preciso de lo que llama la viabilidad del feto, porque “la viabilidad se determina caso a caso. Se puede usar varias cosas: peso fetal estimado, edad gestacional, salud del feto, la disponibilidad de intervenciones”.
La organización provida Live Action recuerda en una nota que el fin del aborto es acabar con la vida de un niño por nacer, por lo que es muy probable que “ningún bebé sea considerado viable si accidentalmente nace vivo allí [una clínica de PFFA], sin importar la edad gestacional, el peso o la salud”.
El director del CMP, David Deleiden, se pregunta: “¿cuánto más las autoridades públicas van a permitir a Planned Parenthood y sus socios vender niños vivos dentro y fuera del vientre y luego matarlos a través de una ‘extracción’ de órganos?”.
Y poniendo en evidencia la doble moral o el desequilibrio psicológico de los partidarios del aborto y de los jueces que avalan el asesinato prenatal, Daleiden recuerda que las autoridades ya han procesado a quienes venden partes de águilas. Y considera que seguramente vender partes de cuerpos humanos de un niño por nacer con el corazón latiendo es, por lo menos, tan grave como un crimen.
Evidentemente, el abortismo militante es en esencia salvajismo pre-cavernícola.