Oxfam Internacional es un movimiento conformado por 19 organizaciones, fundado en 1995, con el objetivo de trabajar en conjunto para lograr un mayor impacto en la lucha mundial por reducir la pobreza y la injusticia. En un reciente informe advierte sobre los impactos sociales y económicos que provocará la pandemia mundial de covid-19, especialmente en las comunidades más pobres.
En ese informe se estima que si no se actúa ya, pueden morir de hambre por día hasta 12.000 personas antes de que acabe el año, una cifra muy superior al número de víctimas diarias que provoca esa enfermedad.
Informa que en 2019 hubo 821 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, de las cuales alrededor de 149 millones sufrían un nivel crítico de hambre o algo peor. La crisis actual no se debe a la falta de comida, sino que es un síntoma de un sistema alimentario quebrado, que ha posibilitado que millones de personas caigan en el hambre en un planeta que produce más que suficiente comida para todos.
Sostiene que la crisis pandémica “agregó nafta al fuego de la creciente crisis alimentaria”: ha exacerbado las desigualdades y vulnerabilidades existentes, mientras impulsa a millones de personas hacia la inseguridad alimentaria, “como resultado del aumento del desempleo y de la desorganización económica causada por el combate contra la enfermedad.
«Nuevos puntos críticos»
El informe identifica 10 países y regiones donde la crisis alimentaria es más severa: Yemen, República Democrática del Congo, Afganistán, Venezuela, Sahel de África Occidental, Etiopía, Sudán, Sudán del Sur, Siria y Haití. En conjunto, estos países concentran el 65% de las personas que enfrentan niveles críticos de hambre.
A estos países se agregan nuevos puntos críticos, como India, Sudáfrica y Brasil.
También Naciones Unidas ha señalado que el mundo se enfrenta no sólo a una pandemia mundial de salud, sino también a una catástrofe humanitaria global que requiere de medidas urgentes para evitarla.
El director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU, David Beasley, vaticinó que si no se actuaba «para asegurar el acceso, evitar déficits de fondos e interrupciones en el comercio», el mundo podría «enfrentar múltiples hambrunas de proporciones bíblicas en unos pocos meses».