Polonia católica, la resistencia en Europa

El 12 de julio se celebró la segunda vuelta de la elección presidencial en Polonia, entre el presidente saliente Andrzej Duda católico y “conservador”, y Rafai Trzaskowski, apoyado por todos los partidos de centro-izquierda. Polonia es el último baluarte europeo contra el relativismo imperante.
Publicado en julio 14, 2020, 12:32 pm

El 12 de julio la mayoría del pueblo polaco votó en una segunda vuelta por Andrzej Duda, el presidente católico, frente a Rafa Trzaskowski, alcalde de Varsovia y candidato de todos los partidos de centro-izquierda. Contó con el apoyo de 10.433.576 ciudadanos (51,08% de los votos), mientras que el retador obtuvo 9.993.712 votos (48,92%). Un palpitante cabeza a cabeza que ha visto por un lado a la Polonia católica y consciente del extraordinario crecimiento económico y social de los últimos años, por el otro al resto del mundo que ha hecho todo lo posible para destruir el último bastión del catolicismo europeo.

Se trató de un desafío similar al del enfrentamiento bíblico entre un David (Duda) contra Goliat y su ejército filisteo (Trzaskowski, todos los partidos de centro y de izquierda polacos, varios comisarios europeos, lobbies de todo tipo, importantes “filántropos” internacionales y grupos editoriales transnacionales). Para ser aún más claros sobre el desafío desigual y, en consecuencia, sobre lo que estaba en juego en la votación del domingo en Polonia, es bueno no dejarse extraviar por los comentarios «interesados» de editorialistas y periodistas del establishment europeo. Vale siempre la lección del filósofo y ex presidente checoeslovaco Vaclav Havel: “Las mentiras son presentadas por el poder inmoral como realidad y viceversa”.

El 28 de junio Duda había triunfado en la primera vuelta. Desde el 29 de junio la ira “liberal” por la ventaja de Duda sobre Trzaskowski fue muy clara, y muy clara también la decisión de revocar el voto de los polacos en vistas de la segunda vuelta del 12 de julio.

Ya el 29 de junio se esperaba que Polonia recibiera menos ayuda de los fondos europeos para la crisis de Covid-19. El diario británico The Guardian citó en un artículo las explícitas exigencias antipolacas hechas por el primer ministro (Socialista) de Dinamarca, Mette Frederiksen, y por el líder del grupo liberal en el Parlamento Europeo, Dacian Ciolos, que siempre ha estado vinculado a Soros.

No faltaron los tonos apocalípticos en los días posteriores, a principios de julio. El tránsito al ballotage se convirtió en la “batalla de la década” entre los “buenos” europeístas de Trzaskowski y los “oscurantistas retrógrados” de Duda. Incluso el presidente del PPE, Donald Tusk, partidario de Trzaskowski y jefe de la familia política más grande de Europa, en una época demócrata cristiano, llegó a declarar que se rezara por la victoria del candidato estadounidense y demócrata Biden, un abortista radical. La furia electoral hace perder la cabeza…

Pero los números y los propósitos de la nación polaca mostraron el buen gobierno del país, que en medio de la pandemia registró una tasa de desempleo muy baja en mayo (sólo el -3%) y la enésima medida a favor de los niños y las familias aprobadas por la mayoría. A ello se sumó la denuncia pública de Duda de las conspiraciones mediáticas internacionales para influir en el voto de los ciudadanos polacos y las declaraciones para incluir en la Constitución polaca la prohibición explícita de cualquier forma de adopción o dependencia de los niños por las parejas homosexuales. En síntesis: “Duda reaviva el espíritu polaco anti-alemán, Duda limita los ´derechos civiles´”.

El presidente Duda fue reconfirmado, derrotó a la multinacional del relativismo ético y de la homologación globalista, pero el discurso derrotado sigue con el relato internacionalista: Polonia está dividida por la mitad, por eso le corresponde reunificar al país y acercarse a la Europa moderna.

El presidente Duda buscará reunificar al país, pero sin renunciar a la identidad de la nación polaca, no venderá Polonia. Un hecho que lamentablemente no entendió Lech Walesa, quien llamó a unirse contra los demonios «populistas» y «nacionalistas», comparando la actual Polonia con la del pasado comunista, demostrando así una absoluta falta de lucidez en la comprensión de la situación y los desafíos antropológicos, culturales y totalitarios presentes en Polonia, al igual que en toda Europa.

Una parte de Polonia se ha secularizado y ha sucumbido a la corrupción del consumismo y del relativismo. Otra Polonia, más de la mitad, resiste y no está dispuesta a intercambiar la identidad y los sacrificios que han llevado al bienestar, con las treinta monedas de plata de la nueva potencia mundial inmoral. En un tiempo, el pueblo y Lech Walesa estuvieron del mismo lado, hoy Walesa es otra persona. El pueblo polaco se mantuvo firme, lo cual es una esperanza y una luz para toda Europa.

Corresponsal de Argentina

Corresponsal de Argentina

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