Violando la cuareterna sin ser sancionadas, miles de mujeres idiotizadas por la ideología feminista salieron a las calles de varias ciudades de Chile a corear el ridículo himno feminista «¡El violador eres tú!», dar cacerolazos, hacer barricadas y manifestarse con la misma consigna: justicia para Antonia.
Desde el Think-Tank de Pensamiento Político “Christianitas” (TPPC) consultado por Imperium News, se ha señalado lo siguiente: “las jefas del movimiento feminista chileno se aprovechan del aberrante crimen cometido contra una pobre chica y lo toman como ícono, ensuciando la imagen de la víctima con las inmundas consignas feministas, las cuales no sólo no defienden ni a la fallecida en particular ni a la mujer en general, sino que contribuyen a la destrucción de la mujer en cuanto tal”.
El caso de Antonia lleva tiempo haciendo ruido en los medios. Este miércoles el juez, que acreditó la violación, ordenó sin embargo el arresto domiciliario del acusado, Martín Pradenas, quien, quizás, puede ser inocente, pero las hordas movilizadas por el feminismo exigen en las calles para que lo metan preso.
La pobre joven fue violada a mediados de septiembre pasado y casi un mes después, se suicidó. Tenía 21 años.
El juez rechazó la prisión preventiva de Pradenas por ausencia de pruebas suficientes que evidencian el delito
La periodista chilena Paula Molina considera que el caso de Antonia Barra pone de relieve que «existe la percepción de que el acoso sexual a las mujeres es una cuestión muy generalizada en Chile«. Molina literalmente delira al decir que más del 90% de las chilenas sufre el acoso: «precisamente un día antes de la audiencia judicial se publicó una radiografía del acoso en Chile donde se decía que más del 90 por ciento de las mujeres vive situación de acoso de distinto tipo en el país. Eso crea una identificación de parte de muchas mujeres con las víctimas«, añade Molina, que se refiere a una encuesta nacional en la que participaron más de 1.200 mujeres, encuesta esta estrafalaria e incomprobable.
La ridícula Molina parece pretender que todo varón acusado de acoso debe ir preso aunque no haya ninguna prueba. Ella dice lo siguiente: «también en otros países hay una sensación generalizada de que en los procesos judiciales todo el peso de la prueba recae sobre las mujeres, y de que el mismo proceso judicial revictimiza a las mujeres y las cuestiona de una manera que no se condice con la agresión que denuncian«.