Los médicos cubanos que trabajan en el exterior en misiones humanitarias son víctimas de un sistema de vigilancia totalitario promovido por el gobierno comunista cubano vulnerando sus libertades de relacionamiento, de circulación y su privacidad. El diagnóstico fue difundido por Human Rights Watch en un duro comunicado que insta a los países que reciben a los profesionales cubanos a «presionar» al régimen marxista para que deje de perseguir a los médicos.
El comunicado señala que «Cuba regula hasta los aspectos más mundanos de las vidas del personal cubano» a través de la resolución 168, dictada en 2010. La normativa, por ejemplo, considera un «delito disciplinario» tener algún tipo de relación con cualquier persona cuyas «acciones no sean consistentes con los principios y valores de la sociedad cubana», esto es, del comunismo asesino.
Al mismo tiempo, informa el medio citado, los médicos no tienen permitido mantener ningún tipo de vínculo con personas que tengan «visiones hostiles o contrarias a la revolución cubana» o que manifiesten «un estilo de vida contrario» a los valores que debe representar «un colaborador cubano» en el exterior. Vivir con una de estas personas también es considerado una falta.
El sistema de vigilancia sobre la vida de los profesionales es tan bizarro que los médicos deben informar a su supervisor directo si mantienen un tipo de relación amorosa.
Las penalidades para los médicos cubanos que infrinjan las totalitarias normas impuestas por la Tiranía Comunista están contempladas en el código penal cubano. La ley establece, por caso, que podrían ir a la cárcel hasta por ocho años.
Asimismo, quienes no respeten la normativa pueden tener vetado el ingreso a su propio país también por ocho años.
El organismo indica que desde marzo de este año el gobierno desplegó unos 1500 médicos cubanos en 20 países para incorporarse a los sistemas de salud y atender a pacientes con coronavirus. Ese grupo se sumó a los 30.000 profesionales que ya estaban trabajando en el exterior.