Estudió biología en Santiago de Chile, zoología en Londres e hizo dos másteres: uno en conservación biológica, también en Londres, y otro en antropología evolutiva, en Cambridge. Su doctorado fue en primatología, en Oxford, y la llevó a pasar tres años en la selva estudiando a los bonobos,también llamado chimpancé pigmeo , es una de las dos especies que componen el género de los chimpancés.
Behncke es sobre todo conocida por sus investigaciones sobre los bonobos, a los cuales estudió entre 2009 y 2011 en la selva tropical de la República Democrática del Congo. De hecho, durante la cuarentena, se ha centrado en escribir un libro sobre esta experiencia.
A continuación reproducimos algunas de las ideas que expresó en una entrevista que le hizo la BBC:
Me he pasado muchos años siguiendo primates sociales en su hábitat natural, por ejemplo, a los bonobos en el Congo. Pero también he estudiado animales sociales en cautiverio, como los propios bonobos, los chimpancé y loros. Conozco la diferencia de la sociabilidad de animales inteligentes cuando están enjaulados versus en libertad. Y la cuarentena es este gran experimento que estamos viendo ahora. Somos animales sociales inteligentes en cautiverio y hay varias cosas que ya se han mostrado.
Primero que nada, hay dos elementos que son de actividad animal: como mamíferos y como primates nos constituimos en movimiento y al aire libre, tener que estar encerrados en pocos metros cuadrados sin movimiento físico ni estar al sol ya es muy, muy difícil.
Pero también está el elemento social: somos primates sociales y estar aislados, tiene profundos efectos en nuestra salud física y mental. Cuando observas animales enjaulados, ya sean cetáceos, caballos, elefantes, loros, primates o grandes predadores, lo que ves son los llamados comportamientos repetitivos, como rascarse hasta lesionarse o dar vueltas en la jaula.
Y quizás te preguntes: ¿cómo identifico lo que es un comportamiento repetitivo provocado por el estrés versus el juego o los movimientos que puedan tener otras causas? En general no varían y no tienen una función.
Entonces, cuando veo cómo empezamos a hacer scroll en redes sociales sin interactuar, simplemente de manera pasiva, repetitiva, lo que estoy observando son humanos en cautiverio. No es muy distinto a los loros enjaulados a los que vi sacarse las plumas. Hay un sufrimiento muy verdadero, muy profundo de los animales sociales que son privados de estímulos sociales y de movimiento.
Pero hay otro tema que es súper importante sobre nuestra socialidad. Los chimpancés, los bonobos y los humanos, así como otros mamíferos como los elefantes, tienen sociedades que son altamente complejas que llamamos de fisión fusión.
Piensa en tu comunidad, en las 100 o 200 personas con las que tienes relaciones. Digamos que son aquellos a los que invitarías a tu matrimonio o que irían a tu funeral.
Tú no vives con esas 100 o 200 personas, obviamente. Tú vives sola o con otras dos, tres o cuatro personas. Pero en la vida normal tienes una socialidad de fisión fusión: te levantas de mañana e interactúas con tu grupo familiar. Luego sales e interactúas con un grupo de trabajo. Tal vez a la hora del almuerzo interactúas con otro subgrupo y en la tarde te juntas con amigos.
Tenemos todos estos pequeños subgrupos que son familiares, amigos, colegas, etcétera.
En el fondo, tienes una comunidad que es más grande y luego fisionas, te separas en pequeños grupos y esos pequeños grupos se fusionan, se vuelven a juntar. Lo que nos damos cuenta ahora es que no estamos pudiendo ejercitar esta socialidad de fisión fusión natural para los seres humanos.
Entonces, la gente que está sola están sufriendo por el aislamiento, porque no están teniendo contacto físico ni interacción social.Y las personas que están encerradas con su grupo familiar o con otras personas también están sufriendo porque hay mayor conflicto en las relaciones. Esto no es distinto a cuando observaba bonobos en cautiverio, que son muy famosos por ser estos simios muy tolerantes, que no tienen homicidios ni infanticidios (…) En cautiverio, cuando llegaba comida, por ejemplo, aumentaba el estrés (…). Como somos humanos creemos que todo se soluciona hablando, pero hay mecanismos más antiguos, más animales, de disipación de conflictos como irte.
Es como cuando almuerzas el domingo con tu familia y te peleas con tus hermanos, pero para cuando los vuelves a ver a la semana siguiente, ya no importa tanto. O el «te veo en la noche, cuando discutes con tu pareja.
El estar enjaulado no nos permite hacer eso y el estrés es muy fuerte.