Una complicidad del gobierno chino con la Organización Mundial de la Salud

Nuevos documentos difundidos por Associated Press confirman que mientras por un lado la Organización Mundial de la Salud alababa públicamente a China, por otro lado sabía que el Partido Comunista Chino mentía. Y se confirma que el gobierno chino siempre tuvo el control del desarrollo del virus y que la OMS fue su cómplice en el encubrimiento
Publicado en agosto 07, 2020, 9:36 am

El 3 de junio la agencia Associated Press dio a conocer documentos reservados provenientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que confirman que ésta última, mientras informaba a todos que China colaboraba y brindaba datos transparentes, sabía que eso no era verdad. La Organización sabía además que las mentiras del Partido Comunista Chino llevaron probablemente a la pérdida de miles de vidas humanas.

Estos documentos muestran que el 27 de diciembre un laboratorio chino, Vision Medicals, identificó la secuencia de la mayor parte del genoma del nuevo virus y la envió a las autoridades de China y de la Academia de Ciencias china. Que el 2 de enero un virólogo de Wuhan, Shi Zhengli, identificó toda la secuencia del genoma. Y el 5 de enero otro virólogo, Zang Yongzhen, del Centro de Salud Clínica Pública de Shangai, también secuenció el genoma del virus, y que el virus se transmitía de persona a persona.

Pero esos hallazgos no fueron informados a la OMS, el 3 de enero la Comisión Nacional de Sanidad china emitió una ordenanza con el pedido a los laboratorios de destruir las muestras y la prohibición de divulgar los resultados obtenidos.

El 8 de enero el diario estadounidense The Wall Street Journal un artículo sobre el brote de neumonía tipo SARS en Wuhan, publicación que puso en grave aprietos a la OMS, que por medio de un funcionario calificó a la agencia noticiosa de “doblemente e increíblemente estúpida”. Aunque otros funcionarios comenzaron a comprender que el gobierno chino mentía a propósito sobre el problema.

Pero el 8 de enero las autoridades chinas anunciaron que habían descubierto “recientemente un nuevo coronavirus”, mentira que ocultaba el hecho que ya desde el 27 de diciembre lo sabían. Y ese mismo día una pasajera china que viajaba desde Wuhan fue detenida por las autoridades sanitarias tailandeses en el aeropuerto, porque constataron que portaba un virus desconocido, del cual obtuvieron una secuencia genómica parcial al día siguiente.

Pero el 11 de enero, el virólogo de Shangai antes mencionado, Zhang Yongzhen publicó, sin permiso de las autoridades chinas, la secuencia completa de virus en el sitio web especializado virological.org. Esta acción valiente permitió a los investigadores tailandeses confirmar que el caso en sus manos coincidía totalmente con lo que se había dado a conocer, razón por la cual dio la alarma a la OMS.

Entonces al día siguiente, 12 de enero, el gobierno chino transmitió oficialmente a al organismo sanitario mundial la secuencia del genoma, pero intentando esconder que estaba probado que el contagio se producía de persona a persona.

Funcionarios de la OMS informaron que en esos días el gobierno chino colaboró casi nada, retaceando todo lo que pudo la información con la que contaba, incluso al delegado del organismo en China.

Estos ocultamientos iniciales llevaron a errores catastróficos. El 14 de enero la OMS publicó en su cuenta oficial de Twitter que “Investigaciones preliminares dirigidas por las autoridades chinas no encontraron clara evidencia de transmisión humano-a-humano del nuevo #coronavirus (2019-nCov) identificado en #Wuhan, China”. Una mentira total, pero las máximas autoridades sanitarias defendieron las mentiras del gobierno chino.

El incendiario tweet de la OMS datado el 14 de enero de 2020

En medio de este encubrimiento, el director general de la Organización Mundial de la Salud y fiel aliado de China, Tedros Adhanom Ghebreyesus, voló a Pequín junto con otros funcionarios de la OMS, donde reunió suficiente información para declarar el 30 de enero la emergencia sanitaria a nivel mundial. Aunque unos pocos días antes, el 22 de enero había afirmado públicamente que “salvo errores, se trata de un problema grave en China, pero no a nivel mundial, aunque en un futuro podría involucrar al resto del mundo”.

Pero el dirigente etíope se cuidó muy bien de encubrir el accionar criminal del gobierno chino de ocultar información seria a la comunidad internacional, afirmando que “hemos debido expresar a China respeto y gratitud por todo lo que está haciendo”, porque “ya ha llevado a cabo acciones increíbles para limitar la transmisión del virus a otros países”.

Una mentira total y absoluta, que ha reducido al mínimo la credibilidad de la OMS, a esta altura criminalmente responsable por complicidad en el encubrimiento, de la “pandemia” que ha servido para destruir la economía productiva planetaria y empobrecer aún más a los pueblos del mundo.

 

Corresponsal de Argentina

Corresponsal de Argentina

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