Al igual que en Argentina, también en Italia los gobernantes prolongan durante meses el estado de confinamiento domiciliario y distanciamiento social, y tomando medidas que son cuestionables desde la perspectiva de la Constitución y de los derechos fundamentales personales.
Frente a esta situación, ha comenzado a organizarse un movimiento de opinión y de movilización que entran en colisión con el Orden Mundial Liberal [Henry Kissinger dixit] que quiere manejar los asuntos de salud sin interferencias. Es un movimiento que intenta introducir nuevos elementos en el plano de la discusión, incluso superiores a los ya dados con certeza, para garantizar una Ciencia auténticamente democrática, patrimonio común de la humanidad y garantía de progreso.
Frente a la restricción de la Constitución y de las libertades fundamentales impuesta por el gobierno italiano con la excusa de la pandemia, los que componen este movimiento de resistencia llaman a hacer frente a las formas sutiles de dictadura que se están materializando.
Al frente de esta resistencia están el doctor Pascuale Mario Bacco, el magistrado Angelo Giorgianni y el virólogo Giulio Tarro, quienes ya han presentado una denuncia en el Tribunal de la Haya contra las medidas adoptadas por el gobierno italiano respecto a la pandemia.
Asocian esta iniciativa con el esfuerzo de reconstrucción de Italia después de la sangrienta guerra mundial que asoló a Europa a mediados del siglo XX, reconstrucción para la cual se convocó a personalidades de las experiencias políticas más diversas y opuestas, unidas por una misma aspiración ideal: la realización de un verdadero régimen democrático, basado por un lado en las Libertades de los Ciudadanos -el Pueblo Soberano-, libertades que consideran hoy peligrosamente amenazadas, y por otro lado en la centralidad del Parlamento hoy extraviado y despojado de su rol y de sus prerrogativas.
Según los mencionados especialistas, ese resurgimiento italiano instituyó un sistema de garantías para la ciudadanía en general y para las minorías en particular, basado en deberes impuestos al poder y en derechos conferidos a las oposiciones, asegurando su más rigurosa observancia.
A su juicio, hoy ese sistema está en crisis y ha perdido su razón de ser, lo que permite al gobierno italiano actual intentar destruir los valores democráticos sobre los que se basa el mencionado sistema: la libertad de pensamiento y de comunicación del mismo; la tolerancia; el respeto al adversario; la defensa de los menos favorecidos, el pluralismo político y la unidad de la patria. Objetivo destructor que está disimulado bajo el pretexto de proteger algunos valores constitucionales, como la salud pública, el orden público…. y otros pseudo valores.
Denuncian que con el pretexto de esta pandemia, ya han sido suspendidas la libertad de circulación (artículo 16 de la Constitución), la libertad de reunión (artículo 17 de la Constitución), la libertad de educación (artículo 33 de la Constitución), la libertad de culto (art. 19 de la Constitución), la libertad de empresa (art. 41 de la Constitución), derechos relacionados con la propiedad (art. 42 de la Constitución). Y además también se quiere abolir y/o limitar el derecho a manifestarse y de difundir libremente el pensamiento, para tutelar un pensamiento dominante funcional a un Gobierno Mundial sin control, donde se entrecruzan intereses industriales, militares y financieros de una Élite, que para tomar el control y lograr sus objetivos no duda en limitar y/o excluir las libertades fundamentales y tomar iniciativas en detrimento de la salud y el bien común de los ciudadanos del mundo.
Frente a este panorama, este movimiento de resistencia convoca a combatir con los instrumentos de la conciencia civil, de la conciencia de una identidad nacional coherente y de la profundización de los valores morales más esenciales de la Nación, porque luchar por el bien común es un imperativo irrenunciable.
En definitiva, en Italia empieza a correrse el velo y se percibe que detrás de la “filantropía” gubernamental está la decisión política de someter el destino del país a la servidumbre de la plutocracia parasitaria que domina el mundo, y que se sirve de una dirigencia política progresista servil a esos intereses inconfesables. Igual que en Argentina
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