La mala praxis de la Organización Mundial de la Salud

En Italia han empezado a levantarse voces que ponen en evidencia la mala praxis ¿y la complicidad? de la Organización Mundial de la Salud en el mal tratamiento para atender a los infectados por el Coronavirus. Y también levantan sospechas sobre las vacunas que se están fabricando, respecto a los efectos perjudiciales que pueda tener su aplicación
Publicado en agosto 13, 2020, 9:35 am

En estos días un biólogo italiano, Giovanni Moscarella, ha hecho referencia a la “mala fe de la OMS” que se puso en evidencia en los momentos iniciales de la expansión del Covid-19 en Italia, en los primeros meses del año, cuando las autoridades del organismo internacional “recomendaron” no administrar antiinflamatorios ni anticoagulantes a las personas infectadas.

Y no sólo eso. Además, denuncia el especialista, establecieron protocolos para los cuales la intubación era la única manera de combatir la infección virósica.

Y lo más sospechoso de todo: impusieron verbalmente la recomendación de no hacer autopsias a las personas fallecidas, para no perder tiempo y energía, ya que “se sabía que la causa era Covid-19”. ¿Qué es lo sospechoso? Si el virus era nuevo, como se ocuparon de difundir, la pregunta es: ¿cómo sabían cuáles podrían ser las consecuencias patológicas del mismo? Si el virus era nuevo, ¿cómo se aconsejó directamente no llevar a cabo la práctica de las autopsias, las que hubieran permitido evaluar de qué modo el virus nuevo produce daños en el organismo?

En este mismo sentido: ¿cómo sabía la OMS que no se debían utilizar antiinflamatorios ni anticoagulantes, si al poco tiempo médicos expertos pero “desobedientes” realizaron autopsias y descubrieron que los medicamentos que se descartaban fueron precisamente los que sirvieron para evitar otras muertes?

El interrogante que deja planteado el doctor Moscarella es si se puede calificar de muy mala praxis a lo hecho por las autoridades de la Organización, o fue lisa y llanamente una actitud conscientemente criminal.

Por su parte, otro médico, el cirujano y especialista en epidemiología Pasquale Aiese, ha contrastado los datos de mortalidad con los del criterio de lo que se supone es una pandemia, y ha encontrado diferencias significativas entre aquéllos y los del “paradigma pandémico”.

Analizando los datos estadísticos oficiales respecto al Covid-19, ha descubierto que la cantidad de muertos por coronavirus en el 2020 han sido los mismos que los de los años anteriores, e incluso menos, como los del 2017. Apenas un 6% más fueron los fallecidos en el mes de marzo, en comparación con los del mes de marzo de 2017. En este sentido, considera que fue erróneo -o mal intencionado- hablar de una situación de “pandemia”,  así como también detener la actividad de toda la nación durante meses.

Pero también llama la atención y advierte sobre el apuro que hay actualmente en encontrar rápidamente una vacuna para que se aplique a la población, porque las pruebas realizadas hasta el momento -reconocido por los mismos promotores y fabricantes de la misma- contienen partículas que se van a insertar en los cromosomas de quienes sean vacunados, produciendo alteraciones en el su código genético, con lo cual se violarán todas las normas que imponen un control serio sobre la manipulación genética.

Es decir, con la “excusa” del virus, la aplicación de las vacunas constituirá en sí misma una práctica de manipulación genética, que justamente está prohibida porque es peligrosísima para quien sea sometido a ella.

Hasta ahora, se sabe poco y nada sobre los protocolos que se están aplicando y siguiendo en la fabricación de las vacunas anti-Covid19.

Y las sospechas se acrecientan cuando se está conociendo que las farmacéuticas que están trabajando en la fabricación de la nueva vacuna son propiedad de los grandes fondos de inversión especulativos (BlackRock, Wellington, Vanguard Group, Capital Research & Management, Fidelity Management & Research, etc.), y que el eje a través del cual se está llevando esta fabricación está monitoreada y respaldada por la Fundación Bill & Melinda Gates, obsesionado con la aplicación masiva de vacunas y con la promoción del control de la natalidad.

En el caso de Italia, considera que el país ha sido convertido en un campo de experimentación o de ensayo de ingeniería biosocial, para que la población acepte mansamente la aplicación de la vacuna anti-Covid, mientras que llamativamente se intenta oficialmente, por parte de los gobiernos, otorgarle inmunidad legal a la empresa que está avanzando en la fabricación de la vacuna, frente a  cualquier daño que pueda causar a los futuros vacunados.

Corresponsal de Argentina

Corresponsal de Argentina

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