El saqueo de los mares bajo el amparo del régimen chino

En medio de la crisis económica y sanitaria mundial, la industria del saqueo marítimo sigue su marcha, a través de miles de buques pesqueros chinos que esquivan autorizaciones y reglas internacionales. También destruyen economías y la biodiversidad, poniendo en riesgo la fauna marina y el sustento de millones
Publicado en agosto 17, 2020, 9:46 am

No existe un registro oficial del saqueo de los mares del mundo, pero hay 17 mil buques chinos que navegan con sus redes por todos los océanos, mientras miles de millones de dólares se escapan de las arcas de los países que tienen una porción de mar, la mayoría de ellos sin la fuerza suficiente para expulsar a los pesqueros que mojan redes bien lejos de su tierra, retornándolas repletas de peces.

En el Mar de Japón, por ejemplo, se lleva adelante una de las más graves depredaciones marítimas: la padece Corea del Norte, gobierno vecino y socio al que ni siquiera le paga un canon. Entre 2017 y 2018, en esas riquísimas aguas, China pescó la misma cantidad de calamares que Japón y Corea del Sur combinados: 160 mil toneladas, un equivalente a 440 millones de dólares al año, de acuerdo a un análisis detallado y publicado en la revista Science Magazine.

Aunque el régimen de Xi Jinping señala que su gobierno persigue siempre la ilegalidad de los pesqueros, éstos siempre regresan a los poco auditados puertos de China cargados de alimentos congelados que consiguieron muy lejos de allí.

“Beijing socava el potencial económico de los países y roba su dinero”, explica un analista europeo conocedor del problema de dimensiones oceánicas. No sólo saquea para su mercado doméstico, sino que además lo revende en el mercado internacional. Muchas veces hasta lo vende a aquellos países a los que saqueó”.

Luego de la pandemia esa práctica no cesó. Por el contrario, países latinoamericanos tuvieron que actuar de forma casi extrema para repeler a los pesqueros amantes de lo ajeno. En Argentina, hacia fines de abril, la noticia de que buques chinos estaban depredando el fondo marino activó a la Prefectura del país para actuar de inmediato. Fotografías divulgadas posteriormente mostraron el delito: una larga línea de luces en el horizonte infinito del Atlántico Sur, alrededor de 300 barcos. Pero las autoridades argentinas lograron una pesca magra: tan solo tres embarcaciones ilegales. Eran demasiadas: desaparecen unos días y vuelven a cruzar la línea de soberanía, una y otra vez.

Ecuador es otro de los países que padece este atropello acuático. El gobierno de esa nación parece decidido a enfrentar al gobierno chino, mucho más después de que éste último denunciara el pasado 10 de julio que los camarones que había exportado de sus aguas estaban contaminados con coronavirus. La acusación, sin base científica que la sostenga, significó un golpe en la economía ecuatoriana, el principal productor mundial de ese pez. Ecuador exportó alrededor de 4.000 millones de dólares de ese bien comestible el año pasado. De ese total, un 55% fueron ventas al mercado chino.

En estos momentos hay 340 buques chinos sin permiso que permanecen agazapados en las cercanías de las Islas Galápagos, esperando que la Armada ecuatoriana se retire.

Galápagos –Patrimonio de la Humanidad, de acuerdo a las Naciones Unidas– cuenta con uno de los ecosistemas más ricos en biodiversidad del planeta, el cual está en peligro, saturado con la presencia de barcos depredadores chinos. Para peor, esa voracidad pesquera atenta contra los pobladores locales de aquellas islas: contra su economía y contra su plato diario.

En líneas generales, China actúa como un poder imperial que ilegalmente explota los recursos naturales a cambio de vender mercadería barata”.

Liberia, nación africana poco desarrollada, también sufre las consecuencias de la pesca descontrolada. A sus costas arriban embarcaciones que arrastran sus redes para cazar en aguas profundas. Su tamaño y capacidad son de una escala previamente desconocida en aquella nación africana. En esas aguas, los marineros chinos no tienen competencia: los pescadores autóctonos cuentan con precarios botes de madera, canoas. Allí, el régimen chino consiguió una licencia, con lo cual La depredación lleva un sello oficial.

Una investigadora del Overseas Development Institute  (ODI), organización con sede en Londres, afirma que luego de haber agotado las poblaciones de peces en aguas nacionales y alentadas por los subsidios, las flotas pesqueras de aguas distantes de China han estado viajando cada vez más lejos, y sus empresas han estado construyendo más y más embarcaciones para satisfacer la creciente demanda de productos del mar.

Pero además de esos buques de pesca ilegal hay otra organización naval, una especie de “armada invisible”, compuesta por barcos industriales que pescan ilegalmente en aguas de Corea del Norte, desplazando a los barcos más pequeños y depredando las poblaciones de calamar, hasta un 70%.

La tripulación de esos barcos pequeños y pequeños termina muchas veces fallecida. Así, la pesca ilegal china no sólo depreda el mar, sino que también depreda humanamente a la débil competencia.

Corresponsal de Argentina

Corresponsal de Argentina

Leave a Reply

  • (no será publicado)