En Estados Unidos, religiosos liberales progresistas apoyan al Partido Demócrata

Hoy se inició en Milwaukee (Estados Unidos) la Convención Demócrata para oficializar la candidatura de Biden. Religiosos progresistas que se abrazan a los “nuevos derechos” estarán en la Convención. Pero los obispos estadounidenses invitan a votar sobre la base de los principios no negociables.
Publicado en agosto 19, 2020, 8:30 am

Comenzó la ficción de la Convención Demócrata que coronará al binomio Joseph Biden-Kamara Harris como candidatos presidenciales, en un acto más electoral y mediático que un duelo por la candidatura, a causa del retiro de todos los contendientes, entre insultos al enemigo Trump y oraciones solidarias. Pero la Iglesia Católica estadounidense no participa y aconseja a los propios fieles evaluar atentamente la coherencia entre las enseñanzas evangélicas y los objetivos de los dos candidatos, Biden y Trump.

El grupo democrático de los “líderes interreligiosos” pretende presentar sus propios motivos para apoyar a Biden. Un intento poco confiable, vano, infundado y fugaz. Porque la Iglesia Católica, el 14 de agosto publicó una durísima nota en los diarios. Fue después que una dependiente de su estructura declarara públicamente sus propias simpatías por Kamala Harris. “En ningún momento el personal de la Conferencia Episcopal ha sido autorizado a hablar en nombre de los obispos en apoyo o en oposición a los candidatos a cargos electivos. Ya que los comentarios en cuestión podrían haber confundido a los fieles, es bueno ser claros: como católicos, cada uno de nosotros está llamado a evaluar a los candidatos a cargos públicos sobre la base de en qué medida sus políticas están en línea con los principios del Evangelio, como expresaron los obispos estadounidense en el documento Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles”.

Este documento fue publicado en marzo de 2016 y pide una correcta formación de las conciencias de los fieles para la participación en la vida pública y en la vida política de la Nación. Las indicaciones de los obispos estadounidenses se nutren totalmente de la Doctrina Social de la Iglesia y en la Nota doctrinal del 2002, recordando desde la introducción que los desafíos actuales se refieren a la promoción de la vida humana desde la concepción y la destrucción de millones de vidas con el aborto, el drama del suicidio asistido y el abandono de enfermos y ancianos en la eutanasia, la promoción de la familia natural y la “injusta” redefinición del matrimonio a favor de los LGBTI, los peligros de las limitaciones impuestas a la libertad religiosa, etc. Se trata de un documento claro, como una brújula en funcionamiento y que indica claramente la dirección en la cual los católicos deben mirar para decidir su voto. En este sentido, todo es claro para los católicos, sobre todo después de los compromisos asumidos por Biden con las multinacionales del aborto y las acciones que Kamala Harris emprendió desde siempre con los militantes pro-vida y a favor de los lobbies LGBTI.

No es casualidad que los únicos dos religiosos presentes en la Convención sean el jesuita pro-homosexual James Martin y la Hermana Simone Campbell, en su momento partidaria del Plan de Salud del ex presidente Barack Obama, plan que causó muchísimos dolores de cabeza a los hospitales y casas de cuidados católicos por no haber permitido la práctica del aborto.

Entre los “líderes” religiosos presentes estarán el presidente de la Nación Navajo, de la comunidad hindú de Dallas, algunos obispos metodistas y episcopalianos, el líder de los musulmanes de Milwaukee, el vicepresidente de la comunidad evangélica latinoamericana y el rabino de una congregación neoyorquina. Todos ellos comparten la liberalización del aborto, la ideología LGBTI, los matrimonios y las adopciones homosexuales y un sentimiento tan solidario como efímero, contrario al reconocimiento de la paternidad de Dios y a la consiguiente dignidad de todos los seres humanos desde la concepción hasta la muerte natural.

En este contexto, en las últimas semanas hubo una serie de acciones que constituyen un signo evidente de la intolerancia democrática hacia las comunidades y los valores judeo-cristianos. Acciones que incluyen insultos minuciosos y polémicas respecto al enemigo Trump, quien ahora es considerado un objetivo a abatir y no un adversario político a derrotar electoralmente en base a propuestas convincentes.

En última instancia, lo que está en juego es si la vida política de la Nación se va a fundar sobre principios religiosos y el reconocimiento de la primacía de Dios en la vida pública o sobre la anticultura de la degradación y de la muerte, con Dios expulsado de la esfera pública.

Corresponsal de Argentina

Corresponsal de Argentina

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