En la ciudad de Santa Fe [de la Vera Cruz], capital de la provincia del mismo nombre, en Argentina, se encuentra el Convento de Santo Domingo de Guzmán, una de las instituciones más antiguas de la ciudad, instalado en el año 1600 por la Orden Dominicana.
Inicialmente estuvo bajo la advocación de San Pablo Primer Ermitaño y su templo bajo el patrocinio de Nuestra Señora del Rosario.
La influencia de la Orden Dominicana en los acontecimientos de Santa Fe fue notoria. En sus claustros funcionaron las primeras escuelas; sus sacerdotes participaron en las reuniones de los Cabildos y en la firma de los Tratados, como en el caso de Fray Mariano Amaro, amigo del general oriental José Gervasio Artigas, el precursor de los caudillos federales en el antiguo Virreinato del Río de la Plata.
El Templo fue como un viejo santuario de los viejos santafesinos y en 1811 se oyó en su recinto uno de los primeros sermones alusivos a la fecha histórica del 25 de mayo.
Desde los albores de la historia argentina fue el lugar elegido para celebrar reuniones que los hombres del interior efectuaron para concretar luego la independencia argentina.
En 1810 estuvo alojado en sus celdas el general Manuel Belgrano, que en marcha al Paraguay con sus expedicionarios, prefirió alojarse en el Convento. A esta misma iglesia concurría doña Gregoria Pérez de Denis, la ilustre patricia que donó sus bienes para el ejército de Belgrano.
En el atrio de la Iglesia se efectuaban en épocas coloniales la jura de los nuevos reyes y el paseo del Estandarte Real. Luego, en el tiempo de la emancipación, allí evolucionaron los Blandengues y los Dragones de la Patria. Anexo a la Iglesia estuvo en otras épocas el cementerio, donde muchas personalidades ilustres vinculadas a la historia argentina encontraron el descanso eterno.
En el panteón de la comunidad, al pie del retablo del altar mayor, están las cenizas de Fray Mariano Amaro, firmante del Tratado del Arroyo de la China; de Fray Victoriano Piedrabiena; de Fray Hermenegildo Argañarás; de Fray Antonio de la Cruz del Valle; de Fray Agustín de Santa María Ferreiro; de Fray Cornelio Etchave y otros que tuvieron significación especial en la vida religiosa y civil de la ciudad.
Además de todo el patrimonio histórico, la iglesia del Convento conserva numerosos objetos de valor, constituyendo un complejo de real valía.
En el Convento se lleva a cabo una de las obras apostólicas más importantes de Argentina, que además se autosostiene financiera y económicamente. Pese a todo ello, el último Capítulo Provincial de la Orden tomó la decisión de cerrar el Convento y retirar a los frailes, en un acto carente de toda lógica y lejos de todo realismo pastoral, lo cual pone en evidencia que el provincial de la Orden, fray Juan José Baldini OP, está tremendamente mal asesorado.
Esto último es incuestionable, ya que el Convento tiene una innegable y nutrida trayectoria al servicio de la Iglesia, de la Verdad y de la sana doctrina. Cuenta además con sacerdotes de vida observante y probada ortodoxia, con una comunidad en crecimiento. Está presente también la Tercera Orden (o Fraternidad Laical), la más numerosa de la Provincia Argentina, en pleno desarrollo. Pese a todo ello, los superiores de la Orden han decidido ignorar esta riqueza en evidente espíritu de abandono pastoral.
Es evidente que detrás de esta determinación se esconden oscuros intereses que pretenden desactivar una comunidad de vida y espíritu católico, a la que todos identifican por su ortodoxia doctrinal y su Liturgia viva y vigorosa.
Y es por demás claro que esta decisión constituye un ataque a una comunidad que respeta la Tradición Católica, ataque que se suma a recientes decisiones de la Iglesia jerárquica que, suicidamente, han desactivado y desarmado centros de formación católicos de sacerdotes, todos ellos fieles al Magisterio y Tradición vivos de la Iglesia y leales a su Fundador. Como si los que deben ser pastores de la grey de Cristo hubieran decidido ser serviles al enemigo de Dios y de la raza humana.
De prosperar este intento, estaríamos en presencia de un proceso a todas luces ya evidente de descristianizar la Iglesia Católica, para convertirla en una ONG al servicio de los tenebrosos intereses y objetivos del Globalismo depredador y genocida.
Juan
Coincido es esa posibilidad, pero creo que la razón no es teologica. Mas bien creo que quieren vaciar ese predio para negociarlo. La cosa me parece mas sencilla.