Si este titular fuese real, que no lo es, ¿qué pensaríamos?; imaginemos que es real y que el argumento para obligarnos fuese que el demonio lleva infectando nuestra unidad y nuestra democracia desde hace varios siglos, y que tras estudios minuciosos por parte de las autoridades se ha llegado a la conclusión de que el antídoto o vacuna para regenerar nuestra nación fuesen los Sacramentos. Por lo tanto, todos los ciudadanos estaríamos obligados a asistir a Misa; los que creen en ella, por razones obvias, y los que no creen, porque pueden contraer el mal demoniaco e infectar a los sanos.
Seguramente todo el mundo se llevaría las manos a la cabeza, tanto los que creen como los que no creen, pues el fondo filosófico que ampara a esta teoría tan rocambolesca es el mismo que ampara a esta “pandemia”, para los que creen en ella, y “plandemia” para los que no creen en la misma; o “coronavirus”, para los que creen en el virus, y “coronabulo” para los que (al menos al cien por cien) no creen en el virus.
Los que cuestionan el virus y las medidas que se están tomando para frenar su expansión tienen razones fundamentadas para cuestionar varios aspectos del mismo:
1º- El virus no es natural. Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina en 2008, asegura que el virus fue manipulado y nació en un laboratorio, y que le agregaron una secuencia del VIH, el virus del SIDA.
2º El virus no está secuenciado. El biólogo Dr. Fernando López Mirones, comenta en una entrevista que cuando se secuencia un virus, se suele patentar. Pues resulta que no existe publicación ninguna sobre la patente de este virus. Podría haber sido secuenciado, pero al no existir publicación alguna sobre este hecho, no podemos dar por válida la aseveración de que está secuenciado.
3º Los PCR no son fiables. Según el mismo Dr. López Mirones, se han detectado fallos en los PCR de hasta un noventa por ciento. Pero no sólo son apreciaciones del biólogo, sino que en la página del Ministerio de Sanidad de España se puede comprobar que el mismo Gobierno, que manda a confinar a través de estos PCR, dice que no son fiables.
Véase video página Ministerio de Sanidad.
4º Las mascarillas no sirven para nada. Este comentario no lo hace cualquiera, lo hace el Dr. Sucharit Bhakdi, profesor emérito de microbiología e inmunología médica en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, Alemania. Asombra la seguridad y contundencia con la que lo afirma.
5º. Los inmunólogos están muy preocupados por la vacuna de Oxford. Son palabras de la Dra. Roxana Bruno, bioquímica y doctora en inmunología por la Universidad Autónoma de Barcelona, e investigadora en el Instituto Max Planck para la Promoción de la Ciencia, de Múnich. La misma doctora apunta que la noticia de la fabricación de la vacuna de Oxford en Argentina es una noticia muy fuerte; que a todos los inmunólogos, médicos y científicos “conscientes” preocupa mucho por la mala praxis que se está llevando a cabo a la hora de confeccionarla.
Dicho todo esto, pensar que obligar a la gente a ponerse una mascarilla, inocularse una vacuna u obligarla a un encierro, son todos actos de totalitarismo; no parece que sea muy descabellado. O, si queremos, se puede expresar de manera inversa. Parece tan descabellado obligar a la gente a lo anteriormente expuesto, como lo sería obligar a toda la población a asistir a Misa todos los domingos.