Ya es totalmente evidente que para millones de personas la vida ha empeorado y al mundo en su conjunto no le ha ido mejor. De la crisis “sanitaria” producto de la irrupción del coronavirus nacido en China nadie ha salido bien parado, excepto el sector financiero internacional y China.
Éste es el aporte que ha hecho el famoso y nuevo enemigo de la humanidad, de matriz china, al sistema de Poder mundial: el derrumbe de la economía productiva y el fortalecimiento de la actividad financiera especulativa, haciendo a los pueblos más pobres que antes.
Pero además ha sido el punto de partida de una extraña y diabólica alianza entre protagonistas de relieve en la política mundial.
- En medio de esta crisis, apareció en Estados Unidos el movimiento Black Lives Matter [Vidas Negras Importan], cuyos objetivos son “desestructurar la familia occidental”, liberarse del “pensamiento heteronormativo” y establecer una “justicia reproductiva” (¿???), tal como pregona su manifiesto online What We Believe. Este novel movimiento postula que la agenda pro-aborto, pro-homosexual y antifamilia es la herramienta para “reconstruir” Estados Unidos. Para ello cuenta con el apoyo de la Izquierda estadounidense neo-marxista y demócrata. Todo un signo que en una jornada hayan quemado la bandera estadounidense y una Biblia.
- En este contexto aparece en escena George Soros con su Open Society Foundations, donando 200 millones de dólares para apoyar a los movimientos de las comunidades negras.
- Se suma a este grupo el Papa Francisco, quien desde la sede vaticana tiene excelentes vínculos con el “mundo Soros”, puesto en evidencia no sólo durante su visita en el 2015 a Estados Unidos, a la que el financista húngaro-estadounidense aportó 650 mil dólares, sino también en el apoyo no verbalizado pero sí practicado a la agenda antinatalista, inmigratoria, ambientalista y de género impulsada por el magnate y sus agencias, y con la presencia constante de personajes como el economista Jeffrey Sachs en eventos vaticanos, promocionando la misma agenda, la activista política Emma Bonino, etc.
- Pero también son excelentes los vínculos del pontífice romano con el presidente chino Xi Jinping, con cuyo gobierno ha firmado un acuerdo secreto que está literalmente aniquilando al catolicismo chino, como ha denunciado en reiteradas oportunidades el cardenal emérito Joseph Zen.
- Se suman a este selecto grupo las Izquierdas y los grupos de presión que apuntan a crear una sociedad “democrática” modelada sobre la base de la política socioeconómica china. La democracia en Occidente ha sido reconfigurada en la década de 1980 se estableció el libre mercado, privándolo del control gubernamental. Ahora se trata de implantar el modelo chino al sistema: el libre mercado controlado por un Estado totalitario es el nuevo paradigma a seguir.
George Soros ha sido el articulador político y financiero de esta reconfiguración de la democracia occidental y asociada a China, tal como se puede apreciar en una entrevista realizada en el 2009 por el Financial Time: https://www.youtube.com/watch?v=D3_gsbiB5qk. En esa ocasión el magnate húngaro afirma que China iba a emerger como “motor” que reemplazaría al consumidor estadounidense, aunque naturalmente como motor más pequeño, a causa del tamaño de su economía, pero más pujante que la economía estadounidense.
En ese contexto, Soros sostenía la necesidad de “llevar a China a la creación de un nuevo orden mundial, un orden mundial financiero” en el que el país asiático “debe ser parte del proceso de su creación”.
Es evidente que la llegada de Donald Trump al gobierno provocó el derrumbe de los acuerdos hechos por su antecesor, Barack Obama, con el gobierno chino, para dar paso a la disputa de poder entre ambos presidentes, para evitar la supremacía absoluta de China y sus adláteres, como George Soros.
Esa diabólica alianza explicaría además por qué el mundo político internacional ha sido tan indulgente con el presidente Xi Jinping, quien causó cientos de miles de muertes y la catástrofe económica a causa de su desafortunado y criminal manejo de la crisis pandémica, con la complicidad de la Organización Mundial de la Salud. Contra Xi Jinping, que sigue haciendo negocios con todos los Estados del mundo, nadie ha pronunciado una sola palabra de condena, a excepción de Donald Trump.
Si en las próximas elecciones presidenciales Trump continúa en la Casa Blanca, probablemente el Coronavirus y las manifestaciones de BLM y Antifa podrían durar al menos hasta las elecciones. Si Trump pierde, Occidente entrará en un túnel plagado de trampas. Pero si gana las elecciones en noviembre, probablemente los demócratas seguirán difundiendo calumnias. Sólo hay que esperar que no nos propinen también algún virus.
Frente a esta situación, lo mejor es estar alerta, porque a finales de año, a más tardar a principios del próximo, sucederá algo grande. A menos que la izquierda antivida europea no sea enviada a casa y Trump se quede en la Casa Blanca marginando a los calumniadores.
José Ruiz
Tremendo artículo. Por desgracia, no puedo cuestionar ni un solo punto. Ni lo concerniente a Vergolio.