La Iglesia Católica sigue siendo discriminada

Publicado en octubre 13, 2020, 6:00 am

Esta semana, el arzobispo de San Francisco denunció ante las autoridades de California que la Iglesia Católica está siendo discriminada. El arzobispo Salvatore Cordileone declara que mientras a otros negocios, como casas de masajes, tatuajes y otros servicios, se les ha permitido abrir, las iglesias todavía siguen en un limbo de incertidumbre. La última semana se les ha concedido hacer misas fuera del templo, pero no se permiten más de cincuenta personas a la vez, obligando a las iglesias de San Francisco a aumentar hasta veinte veces el número de misas por día, especialmente en domingo, creando una situación insostenible, ya que hay solo dos sacerdotes por parroquia. El arzobispo también cita cómo las protestas son permitidas sin ninguna restricción, pero la gente no puede acudir a recibir el confort espiritual que solo Dios puede darles. Termina su denuncia diciendo: “No hay una máscara lo suficientemente grande para protegernos de todo lo que pasa en el mundo de hoy, necesitamos vestirnos con la completa armadura de Dios”.

En otras partes del mundo la Iglesia Católica también está sufriendo persecución, porque no hay otra palabra más concisa para describir cómo lo primero que fue restringido o cerrado fueron las iglesias y las misas suspendidas. En Francia, la policía ha tratado de detener las misas entrando intempestivamente durante el transcurso de estas, y muchos sacerdotes han sido arrastrados por el suelo (foto). Ante el atropello, en St. Rita, iglesia de París, más de treinta personas pelearon contra la policía, que trataron de interrumpir la misa cuando estaba la consagración en transcurso. El sacerdote, Padre Guillaume, declaró después de resistirse y ser sorprendido, que estas acciones están siendo moneda corriente en los últimos meses en París, donde a la gente se le permite protestar en solidaridad por la muerte de George Floyd en contra de la policía, pero a las iglesias se les ha ordenado cerrar sus puertas y no dar más misas.

Recordemos que en el pasado, durante las plagas, era práctica común que el sacerdote en una parroquia saliera en procesión con el cuerpo de Cristo a la cabeza y pedía a la gente plegaria y ayuno para que el rezo fuese más poderoso. Los papas también han recurrido a esa práctica, como el Papa Gregorio I ante la peste negra en el año 500 y el Papa Gregorio XVI en 1837 ante la epidemia de cólera, por citar algunos.

Es claro que la gente que tiene fe en Dios es menos vulnerable al factor de debilitamiento espiritual y mental por el estrés que este tipo de situaciones provoca. Las personas con condiciones mentales están más desprotegidas que nunca habiendo aumentado el número de suicidios en un 200 por ciento en este último año en los Estados Unidos, donde hay setenta millones de católicos que si se enferman o mueren ni siquiera pueden recibir los últimos ritos y sacramentos, como la confesión.

Las medidas draconianas de esta pandemia son claras y han provocado más daño que el famoso virus.

Corresponsal de Estados Unidos.

Corresponsal de Estados Unidos

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