El 4 de marzo de 1913 es elegido el presidente No. 28 de los Estados Unidos, Woodrow Wilson. Este presidente fue profesor de la Universidad de Princeton y mientras estuvo en dicha Universidad tuvo una relación con la esposa de un profesor becario. Poco después de acceder a la Casa Blanca recibió la visita de Samuel Utermyer (abogado, líder civil y millonario judío-americano. Su padre fue teniente en el Ejército Confederado y murió poco después del final de la Guerra de Secesión), que venía en nombre de un importante bufete de abogados, en relación con un chantaje por la suma de 40.000 dólares por silenciar la antes mencionada relación que mantuvo el presidente en Princeton.
El presidente Wilson no tenía esa suma para pagar el silencio de la mujer con la que tuvo la aventura, pero Utermyer se ofreció a pagarla de su bolsillo si a cambio el presidente, en la primera vacante que surgiera para la Corte Suprema, se comprometía a nombrar un candidato recomendado por él. A partir de este momento el presidente Wilson quedó en manos de la élite, y algunas de las cosas que haría posteriormente no fueron en beneficio del pueblo estadounidense, como fue entrar en 1917 en la Primera Guerra Mundial y poner en manos de las élites sionistas el control de la Reserva Federal. Cosa esta última que lamentó el propio Wilson de manera pública antes de su muerte.
En torno a la Reserva Federal existen dos fraudes de extrema gravedad que hay que resaltar en este artículo. El primero tiene que ver con la manera en que se produjo su creación en 1913. Y el segundo, cuando quedó el dólar sin ningún respaldo en oro.
El 22 de diciembre de 1913, un pequeño grupo de banqueros sionistas le quitaron al congreso estadounidense la facultad de emitir la moneda y se la adjudicaron a ellos mismos, creando la Reserva Federal. Esta transición se produjo de manera totalmente fraudulenta y aprovechando la debilidad de Wilson, al que tenían totalmente en sus manos. Esperaron a la Navidad, cuando el congreso había suspendido sus sesiones, y aprovechando que los congresistas que se oponían a la creación de la Reserva Federal se habían marchado de vacaciones, quedaron solo los que estaban a favor, y en un solo día la aprobaron en la Cámara Baja, pasándola al Senado esa misma noche, que también la aprobó. Cuando se la presentaron a Wilson para firmarla, argumentó que no se podía hacer eso estando el Congreso en receso y se negó. Pero entonces los banqueros sionistas que financiaron la campaña del presidente, le apretaron las tuercas y firmó.
Ante tan inaudito hecho, el congresista Charles Lindbergh (el famoso aviador), afirmó:
La ley establece el más gigantesco acto de confianza en la tierra. Cuando el Presidente firme ese proyecto de ley, el gobierno invisible del poder monetario será legalizado… El crimen más grande de todos los tiempos es perpetrado por el presente proyecto de ley de banca y moneda.
Desde ese momento y hasta nuestros días, por muy inverosímil que parezca, no es el gobierno de los Estados Unidos el que emite su propia moneda, sino que es un pequeño grupo privado que tiene la facultad de emitir alegremente todo el dinero que quiera y además pedirle intereses al gobierno por el dinero que le suministra, porque al principio ese dinero estaba respaldado por oro, pero a partir del año 1971 dejó de estarlo. Pero eso será contado en otro artículo.