El Dr. Anthony Fauci ha anunciado estos días que la administración de Biden está comprometida en avanzar en la igualdad de género en los EE. UU. y el mundo, lo cual significa en términos prácticos que no va a haber diferenciación entre hombre y mujer. No es la igualdad de la mujer con el hombre, sino que apunta a sacar la distinción de género más que a igualarla; por ejemplo, un hombre puede competir en un juego de mujeres, o los baños no tienen que ser identificados más, o los vestuarios de los colegios podrán ser usados indistintamente, etc.
Esta distinción ha sido empujada desde las Naciones Unidas en su comisión creada para la formación del estatus de la mujer en el año 2019, pero a lo que apunta realmente es a la inclusión de la filosofía de que una persona puede elegir el género (sexo) y que el género no es una realidad biológica sino una construcción social (como si fueran dos cosas separadas).
Esto abre una lata de gusanos porque acarrea otro conjunto de problemas a una ya problemática sociedad global. No se trata de proteger a las mujeres y niñas en África y a que sean tratadas con igualdad laboral o en salud o en estatus social con respecto a los hombres, sino que desaparezca la importancia del género mujer, porque si un hombre se viste como mujer, toma hormonas o se opera para “ser” mujer, bajo las nuevas leyes es mujer.
Otro aspecto que ha cambiado también en la Secretaría de la Mujer en la ONU es que esta organización no va a defender los derechos de las mujeres exclusivamente en esa oficina, sino la igualdad de todos los géneros (le tendrían que cambiar el nombre, entonces), entre ellos, las siguientes categorías: transexual definido o preguntándose (questioning), intersex, pansexual, non binario, disconformista sexual (sí, no se rían, también incluye esta categoría) y todos las demás que existen. No aclaran pedofilia (o, como ellos explican, el amor de hombres por los niños, amor que no es entendido por la sociedad, todavía), pero dejaron abierta una puerta como resulta con todas estas cosas; parecen inocentes al principio y llegamos a donde estamos ahora (donde niños son abusados legalmente).
En realidad, la obliteración de las diferencias biológicas sexuales está dirigida a la aceptación de más “diferencias sexuales”, y no a la igualdad jurídica y civil entre los hombres y las mujeres.
Consecuencias inmediatas: la familia que se forma por la interrelación de dos personas en género hombre y género mujer va a ser eliminada, ya que es una violación de inclusión de los demás géneros, y con el mismo criterio ya están imponiendo la eliminación de las palabras que definen una relación familiar, tales como padre, madre, hijos, etc.
Una cosa sí queda clara, y es que en este nuevo estatus de la mujer, la mujer va a ser aniquilada y la protección de su estatus legal, que luchó tanto por conseguir, también.
En toda esta disforia social hay mujeres involucradas que creen que están luchando en la ONU por los derechos de las mujeres en los empobrecidos países del tercer mundo, pero más específicamente en África que es un continente que está creciendo exponencialmente, ya que no hay prácticas contraceptivas muy instaladas (básicamente, significa que las fundaciones del Occidente no han podido imponer todavía sus agendas de control de la población). Debemos recordar la esterilización de mujeres africanas a través de las vacunas repartidas por la OMS, lo que lleva a una desconfianza por todo lo que viene del “primer mundo”. Mientras tanto, en el “primer mundo” ya hay lugares que sufren población negativa, y se estima que si la natalidad continúa así en Europa, en menos de 50 años no van a haber más europeos. Pero en la globalización lo que importa es el grupo, la masa, no el individuo, y en este “ajuste” global muchas etnias serán sacrificadas.
Ajústense los cinturones, que vamos a despegar en el nuevo orden, y vamos a tener que aceptar la nueva normalidad donde ni siquiera el núcleo de la familia sobrevivirá, porque la familia necesita de hombres y mujeres, términos que van de salida, y se extinguirán en un futuro no muy lejano diluyéndose en la burocracia inclusiva globalista.
