En 2001 se aprobó la patente 6506148 B2, llamada Nervous System Manipulation, by electromagnetic Fields from monitors (Manipulacion a través de campos electromagnéticos del sistema nervioso), presentada por un tal Hendricus G Loss.
Este tema ha sido bastante controversial desde los años 50, a partir de la experimentación del control mental en sujetos que luego terminaron enjuiciando al Gobierno de los Estados Unidos, como por ejemplo, el famoso caso de Cathy O’Brien y su hija, ambas participantes del famoso experimento MK Ultra. También sabemos de la propaganda subliminal, técnicas estas que están prohibidas pero que son reales. Yo participé de un experimento en mis años de universidad junto a cien personas, y funciona; otras técnicas, como la sugestión y el poder del pensamiento positivo, también se han estudiado.
Pero, ¿qué hay acerca de la manipulación a través del sistema nervioso? La ciencia nos enseña que la función del sistema nervioso es llevar mensajes a través de los sentidos para provocar una reacción en el cuerpo, y el sistema nervioso está controlado por el cerebro, que es un órgano bioeléctrico muy complejo que produce electricidad en pequeñas cantidades, pero en campos vastos y suficientes para conectarnos con el mundo circundante.
Los científicos afirman que pueden controlar las funciones del cerebro usando radiación electromagnética (celulares, televisores y todo lo electrónico que se transmite por aire). Esta técnica se llama Transcranial magnetic stimulation o TMS (Estimulación transcraneal magnética) y funciona excitando ciertos circuitos cerebrales. Piensen como no debemos usar celulares cerca de hospitales, en ciertas áreas o en los aviones, excepto en modo avión.
La patente en su descripción cita: “…efectos fisiológicos han sido observados en el sujeto humano en respuesta a estimulaciones en la piel, con pulsaciones bajas electromagnéticas que no son percibidas por el sujeto pero que provocan una respuesta sensorial”. Muchos monitores de computadoras y televisores, cuando emiten imágenes producidas por pulso, lo hacen a través de campos electromagnéticos con amplitudes suficientes para causar excitación neuronal. Resumiendo, existe esa técnica y está patentada. A eso se une la evidencia, corroborada por el Gobierno, de que cualquiera con la tecnología tiene la habilidad de grabar, escuchar, observar y monitorear a las personas, y un ejemplo de esto es cuando estamos hablando de un producto o pensando en hacer un viaje y vamos a Google, y esa información está en primera opción.
Tanta es la preocupación de este tópico que, en 2015, 190 científicos provenientes de 39 países firmaron una apelación a las Naciones Unidas pidiendo a la OMS que delimitara y creara restricciones del uso de esta técnica. Especialmente, después de la correlación con otros estudios recientes que han demostrado cómo el uso de aparatos electrónicos en la vida diaria puede influenciar los sentimientos, estados de humor, pensamiento y comportamiento de las personas. Hay personas que han tenido la experiencia de escuchar ruidos y zumbidos a baja frecuencia, o tener deseos súbitos de hacer algo o buscar algo que nunca les ha llamado la atención antes.
La solución sería apagarlos todos, pero eso es imposible, ya que son parte de nuestra vida, tanto que Ellon Musk está diseñando un microchip celular para ser implantado en el cerebro. Esta semana salió la noticia de que ya lo hizo en un par de monos, y los monos están practicando videojuegos. Sí, la realidad está superando a la fantasía.
La verdad es que somos dependientes de todo lo electrónico, como le llaman en los EE. UU.: the Internet of things (la internet de las cosas) llegó para quedarse. Las soluciones, aparte de irse a vivir a una isla o a la cima de una montaña y desconectarse, sería minimizar la exposición a cualquier cosa electrónica y estar al pendiente de la evolución de estos aparatejos y su poder.
Edwin
Queremos conocer la verdad,