Así parecen pensar las autoridades chinas en la provincia de Hebel. A través de las redes sociales se ha incrementado la animosidad hacia los católicos. Recientemente, han aparecido nuevos casos de Covid cerca de Beijing. Uno de los sacerdotes de esa ciudad nos dice que lo que está pasando allí está a la altura “de los tiempos del emperador Nerón”.
Esta área ha sido puesta en cuarentena total y las órdenes de permanecer en la casa y no salir son reforzadas bajo pena de encarcelamiento. Debemos acordarnos de que en China no hay derechos Miranda.
A partir del 6 de enero, 22 millones de personas (la mitad de la Argentina) deben permanecer en la casa. En la capital de la provincia, Shijiazhuang, hay 11 millones en aislamiento y está prohibido salir de la ciudad, y ni aun por trabajo está permitido.
Plataformas como MeWe y Weibo empezaron con acusaciones hacia los católicos por esta “nueva” epidemia, y otras acusaciones son para los sacerdotes europeos y americanos que han entrado en el país en el año 2019 y 2020. Nombran como ejemplo a la villa de Xiao Guo Shuang, en la cual hay un gran porcentaje de católicos y en la que se organizan reuniones “misteriosas’ y actividades que ayudan al desgarramiento del virus.
Sun Chunlan, el segundo viceministro de China, también culpa a las reuniones religiosas, aunque admite que no se ha identificado la fuente de este resurgimiento de casos. Pero aconseja que se suspenda toda actividad religiosa en la provincia. El padre Shenfu declara que eso es una falacia, ya que las reuniones religiosas hace mucho que están suspendidas, aunque tenía esperanza en que se abrirán pronto.
El padre Shanrem nos explica que las villas de La Jiaozuo, Nan Qiaozhai y Guozhuang no son católicas, solo hay unos pocos residentes católicos, y tampoco estos pueblos tienen una iglesia o lugar de encuentro religioso. Cuando estos católicos quieren asistir a misa o a alguna actividad religiosa van a un villorrio llamado Bei Qiaozhai, y el sacerdote agrega: “esta farsa es una forma de culpar de la pandemia a personas creyentes que creen en algo más superior que el gobierno comunista de China CCP”.
Las actividades religiosas en la región están suspendidas desde el día de la Nochebuena. Los primeros nuevos casos aparecieron en una ciudad en la que no hay católicos. En China solo hay un millón y medio de católicos, una diminuta minoría que en su mayoría pertenece a la Iglesia subterránea, y Hebei es donde se concentra la mayoría de los católicos en China.
La otra iglesia católica, que es oficial y oficiada desde el poder comunista y que está respaldada por el Vaticano en contubernio con el Papa Francisco, publicó una declaración donde niega esa acusación, y entiende que, al tener las puertas cerradas a cualquier clérigo del exterior, “no sería justo culpar a ningún religioso”, y si pasara que alguno entrara, tiene cuarentena obligatoria de 14 días en un hotel y doble testeo.
A pesar de la actitud gubernamental, 155 lugares de reunión, principalmente de católicos, se cerraron en Beijing, aunque las mismas autoridades admiten no haber encontrado conexión.
Asia Noticias nos previene de que las acusaciones continúan, que muchos sacerdotes están preocupados y que, si esto continúa, los fieles no van a tener forma de defenderse. Shenfu relaciona lo que está pasando con la Roma bajo Nerón, que inculpó a los cristianos por el incendio de la ciudad eterna: “Cuando el gentío vio a los leones comerse a los hombres vivos, se olvidaron de los verdaderos culpables, por lo tanto, una persecución de cristianos arbitraria nació, y la verdad se disipó en la confusión.”
Nuestros hermanos chinos en Cristo necesitan de todo nuestro apoyo y oraciones.
Maria
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