Las biblias católicas tienen 73 libros y las de los protestantes, 66. Más de un pasaje de la Biblia conmina a no agregar ni quitar a la palabra de Dios (Proverbios 5, 6; Deuteronomio 4, 2; Apocalipsis 22, 18). La cuestión que se nos plantea es: ¿quiénes están errados en esta diferencia de libros? Porque obviamente algo parece no encajar. ¿Los católicos agregaron libros a la Biblia? O ¿los protestantes se los quitaron? Para aclarar este enigma, habría que empezar contando el origen de la Biblia.
La Biblia no se escribió en un año específico ni en un lugar determinado. El libro más antiguo es el de Job, que data unos 1500 años antes del nacimiento de Cristo (el Libro del Génesis es el primer libro presentado en la Biblia, pero no el primer libro en ser escrito. La mayor parte de los filólogos bíblicos coinciden en que el primer libro escrito fue el libro de Job), es de autoría desconocida y es anterior al Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia). Los cinco libros del Pentateuco se le atribuyen a Moisés sin discusión alguna y los escribió durante el bagaje del Pueblo de Israel por el desierto. Más tarde se confecciona el primer libro considerado histórico, el libro de Josué, y tiempo después distintos autores contribuirían al resto de escrituras del pueblo hebreo. Estas escrituras solo se confeccionaban para los reyes y para la casta sacerdotal, quienes enseñaban la ley al resto del pueblo.
Años más tarde, después de la muerte de Moisés y 586 antes de Cristo, el templo que construyó Salomón sería destruido hasta los cimientos y los judíos deportados a Babilonia. Durante 70 años estuvieron cautivos y muchos olvidaron la Ley. Pero quedó un pequeño grupo celoso de conservar la Ley, que eran llamados “escribas” y, entre ellos, destacó Esdras. De la misma manera que Moisés sacó al pueblo de Israel de Egipto, se puede decir que Esdras lo recondujo de nuevo a la práctica de la Ley.
Los profetas siguieron hablando al pueblo y los escribas plasmaban esas palabras en los famosos rollos o pergaminos. Así, hasta el último profeta que fue Malaquías sobre el año 450 antes de Cristo, dándose cumplimiento a la profecía de Amós 8, 11 de que Dios guardaría silencio durante casi 500 años. En este periodo histórico del llamado Silencio de Dios, Ptolomeo II invitó al pueblo judío para que transcribiese sus escrituras al griego para que formaran parte de la biblioteca de Alejandría.
El sumo sacerdote designó para esta tarea a seis escribas eruditos de cada tribu de Israel, por lo que así nacería la primera Biblia llamada “La Septuaginta” o versión de los 70. Esto ayudó mucho a que se mantuviese la Fe entre los judíos de la diáspora, ya que la mayoría hablaba la lengua hegemónica, que era el griego. Esta era la Biblia que se manejaba en los tiempos de Jesucristo y en la formación de la Iglesia primitiva.
Tras la muerte de Cristo, los Apóstoles comenzaron a predicar y más tarde empezaron ellos o gente cercana a ellos a escribir los textos que más tarde conformarían el Nuevo Testamento. En el año 382 D.C., el papa San Dámaso I decidió agrupar tanto el Antiguo Testamento (la Septuaginta), como el Nuevo Testamento. Es decir, que la Iglesia Católica sumó a la versión de los 70 (los escritos judíos traducidos al griego), los nuevos textos originados por la predicación de los Apóstoles, que sumaban 27 más. Así transcurrió la historia, hasta que Lutero en el año 1534, al traducir la Biblia al alemán, dejó fuera de esta (aunque los dejó en el preámbulo) siete libros de la Septuaginta por no considerarlos inspirados.
Aquí cabe hacer varias reflexiones:
- Quien compila la Biblia es un papa católico.
- Esa Biblia, que fue compilada por la Iglesia Católica, es la Biblia que hoy tienen los protestantes.
- A esa Biblia que hoy tienen los protestantes y que confeccionó la Iglesia Católica, Lutero le apartó siete libros y los puso en el apéndice.
- Más tarde esos libros fueron eliminados por completo de las biblias protestantes.
- El mismo Cristo y sus apóstoles mencionaron esos libros en los evangelios que sí aceptan los protestantes.
- Si los protestantes consideran no válidos esos libros, ¿por qué consideran válidos los evangelios donde Cristo y los apóstoles predican mencionando esos libros? Podríamos entender que, por la razón que fuese, no estuviesen de acuerdo con esos siete libros, pero lo que no encaja es que, si no están de acuerdo con esos siete libros, ¿por qué están de acuerdo con los evangelios donde Cristo y los apóstoles predican con argumentos de esos libros? Estos siete libros son Tobías, Judit, Libro de la Sabiduría, Libro de Eclesiástico, Baruc, primera de Macabeos y segunda. Cada uno saque sus propias conclusiones.