La caridad no significa buenismo

Publicado en marzo 28, 2021, 10:31 am

Muchos son los que tachan de conspiranoía la aseveración de que la inmigración incontrolada que está padeciendo Europa no es casual sino forzada. Este concepto, acuñado a partir de conspiración y paranoia, se empezó a utilizar en tono despectivo para referirse a la obsesión por alentar ciertas teorías cuando se consideraban sin fundamento. No obstante, se cuenta al día de hoy con muchos fundamentos que hacen que los conspiranoicos  no lo parezcan ya tanto, porque la evidencia está jugando a su favor.

Para probar esto, en primer lugar hablaremos del testimonio de la Hermana María Guadalupe Rodrigo, misionera cristiana que vivió en Alepo (Siria) y conocedora profunda de la realidad de este país. La hermana cuenta que Siria era un país pacífico con pleno empleo y sin delincuencia. Además, era laico, y musulmanes y católicos vivían en paz. Un país hermoso, próspero y poderoso, y por eso un país molesto para los intereses internacionales, porque era un país que no tenía deuda externa, que se autoabastecía y contaba con muchos recursos naturales.

Pareciera que no tener deuda externa fuese algo que condene a los países a la guerra. La hermana dice, por otro lado:

Pensemos como ha sido manejado este tema de los refugiados sirios. Cuando lo lógico sería que los países islámicos, los países ricos del Golfo, que son países riquísimos, abrieran sus fronteras para sus hermanos refugiados musulmanes, en lugar de eso mandan ingentes cantidades de dinero a Europa para construir mezquitas y no los reciben en esos países, lo cual sería connatural, porque les sería más sencillo adaptarse a su propia religión y en sus propias tierras. Europa sí podría recibir a sus propios hermanos cristianos. Esto no es discriminación. Hay que darse cuenta de que “caridad no significa buenismo”.  Este tema de los refugiados está siendo manipulado de manera política.

Véase vídeo donde habla de buenismo

Algún sirio, en alguna entrevista, ha denunciado que lo que se ha producido en Siria es un plan macabro para destruirla y para debilitarla. Es decir, se inventó una guerra civil que nunca existió. La guerra de Siria no ha sido el producto de una Primavera Árabe, ha sido una guerra provocada desde fuera.

Véase entrevista a misionera.

Si a esta historia añadimos la firma del “Pacto de Marrakech” en 2018, conferencia intergubernamental encargada de aprobar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, pacto firmado en Marrakech (Marruecos) por un total de 156 países, la teoría conspiranoica va dejando de serlo. Este pacto representa la destrucción de las fronteras y la legalización de la invasión con fines de aniquilar la cultura cristiana.

Lo primero que llama la atención es el término “migración”, pues ya no se habla de inmigración o emigración. El término “migrar” significa trasladarse de un lugar a otro sin ninguna alusión a países (cuando ya las fronteras no existan), algo que se aplicó siempre a las aves que no entienden de fronteras ni de la propiedad de un territorio. Habría que pensar por qué este tratado se expresa en estos términos. Parece como que la intención de utilizarlo fuese ir concienciando a la población para lo que se le viene encima. En resumidas cuentas, basándonos en el testimonio de la hermana María Guadalupe y en este pacto de Marrakech, podríamos deducir que la inmigración masiva (que no migración), no se debe a un fenómeno provocado por las guerras, sino que las guerras se estuviesen provocando para crear el fenómeno. Y como ella dice: “no hay que confundir “caridad con buenismo”, o también se podría expresar de manera más clara diciendo que no hay que confundir caridad con invasión planificada para destruir una cultura. El pacto de Marrakech contiene muchos más elementos que nos harían ver estas maquiavélicas intenciones, pero lo explicaremos en otro artículo.

Véase artículo relacionado

Corresponsal de España

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