Que la Virgen María es corredentora, es una idea que viene de siglos desarrollándose por multitud de Padres de la Iglesia y santos elevados a los altares. No es algo que se pueda catalogar de “tontera”. Esta definición (corredentora), está arraigada en lo más profundo de la tradición católica; de la misma manera que estuvo arraigada la idea de Inmaculada Concepción antes de la definición del Dogma. No es algo que se deba tomar a la ligera y resolverlo de manera rápida y unilateral sin tener en cuenta los siglos que el pensamiento cristiano lleva apoyando esta idea, y a través de tantas personas (incluso Papas) cuyo nivel de santidad fue incuestionable.
En primer lugar, trataremos este asunto desde el más puro sentido común. El prefijo “co”, se deriva del latín “cum”, que significa “con” (que no quiere decir igual), que siempre será usado en un contexto de subordinación o dependencia como en el caso de “piloto y co-piloto” o “Creador y co-creador”.
Los padres son colaboradores de Dios en la tarea de traer hijos al mundo. Co-creadores junto con Dios de los hijos, aunque Dios es el único creador de todos. Él quiso dar a los padres la oportunidad y la libertad de decidir si querían compartir con Él esa tarea o no. Colaboran con Él, porque tienen la libertad en última instancia de aceptar tenerlos o no tenerlos. En primer lugar teniendo la posibilidad de engendrarlos o no. Y en segundo lugar; Dios no blindo la posibilidad de poder abortarlos, aunque moralmente esto sea una atrocidad. En resumidas cuentas; Dios es el que crea, pero nos dio la oportunidad de colaborar con Él o no, de co-crear con Él o no.
En segundo lugar. El cooperador necesario de un delito sería aquella persona que participa con actos relevantes en la comisión de un hecho delictivo, pero no es la persona que ejecuta directamente el delito; que sería el autor del delito. La conducta que realiza el cooperador necesario de un delito es prestar colaboración eficaz a la ejecución del delito. En el caso que nos ocupa, el autor de la redención seria Cristo (delito) y el cooperador necesario de esta redención La Virgen (cooperadora necesaria). Hasta el código penal tiene claro, lo que significa coparticipante. Esto es; el que coopera en la materialización de un delito, pues así dice en su artículo 28:
Son autores quienes realizan el hecho por sí solos, conjuntamente o por medio de otro del que se sirven como instrumento.
También serán considerados autores Los que cooperan a su ejecución con un acto sin el cual no se habría efectuado.
Que… Sin él SI de la Virgen, el acto de la redención no se hubiese efectuado…Eso no se le escapa a nadie. Que… Dios podría haber llevado a cabo la redención sin la necesidad de ese SI…Es algo que tampoco se le escapa a nadie. La cuestión es; que Dios quiso que un acto libre de María fuese necesario para redimir al mundo. Por lo tanto, a la Virgen, se le puede llamar corredentora, y es algo que emana de la propia lógica. Lo fue por designio de Dios, pero lo fue. Dios podía haberlo hecho sin necesidad de ella, pero lo quiso hacer con ella.
Desde los primeros siglos del cristianismo, los Santos Padres, discípulos muchos de ellos directos de los apóstoles, vieron en la Virgen María, a la nueva Eva. San Pablo nos dice que igual que por un hombre entro el pecado en el mundo, de la misma forma por otro hombre; Jesús, nos fue dada la salvación. Y esta se transmite a todos los hombres (Rm 5, 12.18-19).
Los Santos Padres y la tradición de la Iglesia, analizando este texto y apoyándose en el libro del Génesis (y otros libros de la Escritura) llegaron a afirmar siguiendo el mismo esquema, que así como el pecado vino al mundo por la participación de un hombre y una mujer; de la misma forma convenía que la salvación llegara por la participación de otro hombre; Jesús; y otra mujer; María.
Así, San Ireneo, obispo de Lyon (aprox. 130-202 d. C.), discípulo directo de San Policarpo (aprox. 70-155 d. C.), a su vez discípulo directo de San Juan Evangelista (+ 110 d. C.), el cual le consagró como obispo de la ciudad e iglesia de Esmirna. Se afirma en una de sus obras (coincidiendo con San Justino aprox. 100-168 d. C.) en la idea del paralelismo entre Eva y María: “Lo que la virgen Eva ató por su incredulidad, la Virgen María lo desató por su Fe”
El diablo fue el instigador de la caída del hombre, y Eva (junto a Adán) su copartícipe. Si Eva no hubiese sido copartícipe; no hubiese contraído el castigo. Contrajo el castigo porque fue copartícipe. Dios fue el redentor del Hombre, y María copartícipe. Si María no hubiese sido copartícipe, María no hubiese tenido el privilegio en las bodas de Caná de dirigirse a Jesús con esa soltura. Pudo dirigirse a Jesús de esa manera, porque junto con Él y por decisión de Él participo de la redención del mundo.
El cuatro de septiembre de 2016 fue canonizada la madre Teresa de Calcuta, paradójicamente bajo este pontificado. Madre Teresa de Calcuta dijo lo siguiente sobre la Virgen:
“Desde luego, María es Corredentora, le dio a Jesús su cuerpo, y su cuerpo es el que nos salvó”