En el documental “El agua, ¿una necesidad o un commodity?”, dirigido por Jereme Fritel y estrenado en la cadena DW de la TV alemana, se expone la gran problemática asociada al agua en el mundo moderno y el mundo por venir.
El 70% del agua del planeta se usa para agricultura, para cosechar comida, y se calcula que para el 2050 ese consumo se va a doblar y muchos inversores están focalizando su atención en el agua como un bien de consumo con la posibilidad de intercambio similar al petróleo y al carbón en tiempos pasados.
¿Qué necesitamos los seres humanos para vivir más que nada? Agua y aire. La activista Maude Barlow, en 2010, logró que las Naciones Unidas declararan el agua un derecho humano, y 127 países votaron por sí y 46 se abstuvieron, entre ellos, países como Inglaterra, EE. UU. y Australia, el continente más seco del planeta. Pero en Australia están vendiendo el derecho al uso del agua de los ríos y otras fuentes acuíferas a compañías chinas, mientras que los granjeros están perdiendo sus campos, ya que ante una sequía tienen que comprar agua de riego a particulares, pues en este país hace treinta años que esta se privatizó. Mientras, en algunas partes de las ciudades más grandes de Inglaterra la gente que no puede pagar sus facturas de servicio de agua se queja alegando que ni en la época de la guerra estaban tan mal, teniendo que juntar agua en unos barriles de agua públicos. Es que el agua ha subido escandalosamente desde que los bancos la están usando como objeto de intercambio en el mercado de stock, tanto en Londres como en Wall St en New York.
Por el otro lado, tenemos la opinión de los inversores como Tom Rooney, CEO de Waterfind, una compañía que se dedica a comprar tierras por la que pasan ríos y hay existencia de recursos acuíferos, como manantiales de agua fresca subterráneos, que alega que “el agua es natural, pero los diamantes también son naturales y sin embargo no se les da gratis a nadie, el agua tendría que ser lo mismo”; otra opinión, esta vez del economista inglés Willem Buiter que dice que “cuando la gente pague más por el agua la van a valorar más y no la van a desperdiciar”. Por otro lado, el grupo * Goldman Sach afirma que no hay razón por la cual la gente no tenga que pagar por lo que necesita y aconseja las nuevas inversiones del Citigroup en manejar los valores de la bolsa, valores que dependen de tres variables: la consumición, las reservas existentes conocidas y el pronóstico del tiempo. Cuando el pronóstico es de lluvia el precio del stock de agua baja, y cuando viene sequía, sube. ¿Y qué tal si los gobiernos tuvieran forma de producir las sequías? (la modificación artificial del clima es una realidad no negada por nadie).
La regulación del agua bajo la excusa de que la regulación va a salvar a la escasez, como el profesor Owen de la universidad australiana de Queensland pronosticó, va a convertir el agua en el nuevo petróleo, algo tan preciado que va a terminar siendo controlado por los sospechosos de siempre (the usual suspects) y su avaricia. Agua es vida, pero nuestra vida dependerá de que podamos pagarla.