Sin querer ser conspiranoico, pero sabiendo que dos y dos son cuatro, queremos comentar en este artículo un hecho que ha pasado totalmente desapercibido en los medios de comunicación. Dos presidentes africanos han muerto y nadie se ha enterado. Sin embargo, tuvieron cierta fama a raíz del inicio de la “pandemia”. John Magufuli, de 60 años, presidente de Tanzania y Pierre Nkurunziza, de 55 años, presidente de Burundi. Estos dos presidentes tenían algo en común: negaron la “pandemia” desde el principio y se pusieron en contra de la OMS (Organización Mundial de la Salud). También tienen en común haber muerto de un infarto sin haber tenido patologías previas y ser ambos cristianos practicantes.
John Magufuli fue designado candidato a las elecciones de 2015 en Tanzania. Profesor de matemáticas que se doctoró en Químicas, en la Universidad de Dar es Salam. Cristiano que se labró fama de incorruptible y se ganó el apodo de Tingatinga, bulldozer en suajili, mientras llenaba su país de carreteras y otras infraestructuras. Magufuli se presentó por sorpresa en el Ministerio de Finanzas para comprobar que todo el mundo estaba en su puesto de trabajo. Ha hecho bandera de la lucha contra el ausentismo laboral, la corrupción y el despilfarro de dinero público. Convirtió la celebración anual de la Independencia en un día de limpieza nacional. Su foto recogiendo basura con sus propias manos en los exteriores del palacio presidencial dio la vuelta al mundo.
Todas estas cosas no fueron las que hicieron célebre a Magufuli, sino el haber puesto a prueba a la OMS (expulsó a los representantes de dicha organización del país); al tomar muestras de papayas, de aceite de coche, aves, conejos, cabras y diferentes cosas, que tras llevarlas al laboratorio ocultando su procedencia y asignándoles nombre de personas, muchas de ellas dieron positivo al coronavirus. El presidente tachó de “juego sucio” el resultado de las pruebas y advirtió al mundo de que los científicos tenían que aclarar lo que estaba ocurriendo con esta “pandemia”. El presidente conminó a los tanzanos a no preocuparse por este asunto, ya que las pruebas efectuadas con todas las garantías a esta diversidad de objetos o animales demostraban la estafa de dichas pruebas.
La crisis del coronavirus puso a Tanzania en la mira del mundo. Tras asegurar que las cifras en su país no eran reales y acusar de las mismas a un “sabotaje imperialista”, el presidente ordenó que no se facilitaran datos diarios para evitar que se extendiese el miedo.
Véase vídeo de Magufuli explicando pruebas
Por otro lado, tenemos al presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza. Era presidente desde el 2005 cuando acabó la guerra civil (1993-2005) que enfrentó a hutus (el 85% de la población) y tutsis y causó unos 300.000 muertos. Nkurunziza se definía como «cristiano renacido» y había sacado pecho en varias ocasiones por «combatir» la homosexualidad. En el mes de mayo expulsó a la OMS del país, y Nkurunziza fue uno de esos presidentes que abogó en público por “reunirse sin mascarillas” a pesar de las recomendaciones de la OMS. Burundi celebró a finales de mayo elecciones presidenciales, parlamentarias y locales en plena “pandemia”. Y como no creía en los protocolos de la OMS, declaró “persona non grata” al jefe de la delegación de la OMS y a otros tres miembros de la organización a quienes dio 48 horas para abandonar el país justo antes de las elecciones.
Multitud de noticias y comentarios apuntan a que este mandatario ha muerto por Covid, pero los resultados oficiales dicen que ha sido un problema de corazón. No podemos saber quién miente y quién no, pero lo que si tenemos claro es que ambos presidentes eran “negacionistas”, ambos estaban sanos antes de su muerte y han sufrido infartos, los dos expulsaron a la OMS de su país y, por último, que eran también cristianos practicantes.