Una célebre frase española dice: Lo que mengano dice de fulano, dice más de mengano que de fulano. Se refiere a que, cuando alguien habla mal de alguien, en muchas ocasiones queda más en evidencia el maldiciente que el maldecido. En este artículo queremos reflejar lo que los mismos laboratorios PFIZER dicen de sus propias “vacunas”, poniendo énfasis en que no es ninguna competencia ni nadie que les tenga inquina los que hablan de estas terapias génicas (que en realidad es lo que son las “vacunas”), sino que son ellos los que hablan de sí mismos.
Un conocido biólogo español declara lo siguiente:
Los médicos que habitualmente salen en las televisiones grandes, todos trabajan en laboratorios farmacéuticos o sus congresos o sus estudios, los pagan directa o indirectamente dichos laboratorios.
Esto comenta Fernando López Mirones (licenciado en Biología, especialista en Zoología por el CEU San Pablo Universidad Complutense de Madrid). Sin embargo, existe un gran colectivo médico que de forma paralela trata de investigar la realidad que se esconde tras la “pandemia” y quienes tienen cerradas las puertas de estos grandes medios, y que además son perseguidos y expedientados en muchos casos. El biólogo se sorprende mucho porque los propios laboratorios ponen en cuestión lo que han elaborado ellos mismos.
En primer lugar, comentaremos lo que dice el mismo PFIZER en un documento que presentó fechado el 20 de noviembre a la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) para conseguir la autorización de uso de emergencia de sus vacunas. Es decir, que la vacuna no está aprobada, pues no han tenido tiempo para cumplir con los protocolos necesarios para dicha aprobación. El documento dice, entre otras cosas:
–La vacuna puede ser efectiva. Es decir, que no es seguro, pero probablemente sea efectiva, aunque no lo tienen claro.
–Es razonable creer que es eficaz. Piensan que es razonable, y lo piensan porque no se ha comprobado cómo se debe de hacer. Sin embargo, cuando en las televisiones se anuncia la vacunación se habla de estar inmunizados, cosa que ni el mismo laboratorio se atreve a asegurar.
–No es posible evaluar la duración de protección por más de dos meses.
-No es posible de evaluar su eficacia a largo plazo.
-La eficacia contra la mortalidad debe evaluarse tras la vacunación. Esta afirmación es tétrica, pues necesitan aplicarla y ver luego lo que pasa.
-Los riesgos conocidos graves en el grupo de personas menores de 55 años son de un 4,6% de mortalidad. Sin comentarios.
-No hay suficientes datos para evaluar los riesgos desconocidos, los sabremos cuando se autorice la vacuna. Es decir, que tiene que ser autorizada la vacunación y después se verán los daños, ya que se probarán directamente con las personas.
-Enfermedad potenciada por vacunas, desconocido.
Cada vez se hace más difícil admitir que esta crisis sea realmente algo casual o natural. Y es increíble que se esté inoculando a la gente algo que no se sabe ni los efectos que producirá. Por otro lado, el Dr. Alejandro Sousa (licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Santiago de Compostela, con calificación de sobresaliente y un largo curriculum médico) sorprende mucho cuando nos cuenta:
Gente de mi propia familia me dice que no tire mi carrera por la borda, que tengo una carrera brillante con muchos premios a lo largo de mis 32 años de profesional de la medicina. Pero yo les digo: de todo lo que he hecho en mi carrera, de lo que más orgulloso me siento es de hacer lo que estoy haciendo en este momento.
Gracias a Dios existen personas como el Dr. Sousa, María José Martínez Albarracín, Natalia Prego Cancelo, Fernando López Mirones y muchos más que se sienten orgullosos de hacer el gran sacrificio de avisar a la población del experimento genético y social al que están sometiéndola, a pesar de ser condenados al ostracismo y al menoscabo de su prestigio. Por desgracia, también existen otros tantos que se han puesto al servicio del engaño y la manipulación en materia tan grave como esta. El trigo y la cizaña se encuentran en todas partes.