A FAVOR Y EN CONTRA: DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA

Publicado en mayo 27, 2021, 10:24 am

Días atrás, un famoso cantante español decía que él no estaba en contra de nada, pero que estaba a favor de la vida (se refería al tema del aborto). Es muy difícil estar a favor de algo sin estar en contra de lo contrario a ese algo. No se puede estar a favor de la vida y no estar en contra de la muerte, no se puede estar a favor de un equipo de futbol sin, de alguna manera, estar en contra del otro. Cuando dos ejércitos entran en combate es muy difícil estar a favor o combatir en uno sin estar en contra del otro. En este mundo estamos en guerra contra el mal, no se puede estar a favor del bien sin estar en contra del mal.

En un mundo paganizado y relativista optar por la verdad se convierte en cargar con una cruz, y todas las cruces crucifican. Defender la vida en medio de una sociedad que asumió hace tiempo la cultura de la muerte y del descarte no sale gratis. Cristo lo deja bastante claro en el Evangelio:

El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.

Un célebre refrán dice que no se puede nadar y guardar la ropa. Otro no menos conocido dice que no se puede soplar y sorber a la vez. Podría parecer que muchas veces se pretenda lo uno y lo contrario. Se puede ser indiferente al mal, estar en contra o estar a favor de él, pero lo que no se puede es estar a favor del bien y no posicionarse en contra del mal. Cuando se busca la muerte de alguien se está en contra de la vida, y cuando se busca salvar la vida de alguien se está en contra de la muerte.

Aristóteles, en su libro Metafísica, nos explica que cuando dos opuestos pertenecen al mismo género hay un estado intermedio:

Por ejemplo, en el género de las temperaturas tenemos lo frío y lo caliente, al pertenecer estos al mismo género, está lo tibio.

En el género de las elecciones tenemos lo bueno, lo malo y, necesariamente, lo regular, es decir, lo intermedio entre ambos.

En cambio, la verdad y la falsedad pertenecen a géneros distintos: la verdad al género del «ser» y la falsedad al género del «no ser»; por lo tanto, no hay un estado intermedio entre ambos, algo es falso o verdadero.

Pensar que se puede estar a favor de la vida en el caso que nos ocupa y pretender no estar en contra de la muerte (aborto) se podría interpretar como que… matar está mal y yo no mataría, pero al no estar yo en contra de nada, estoy a favor de que se mate, siempre que el que mate no sea yo. No se puede estar a favor de dos cosas contrarias, sin estar en contra de una de ellas. En el Evangelio escuchamos a Jesús que dice:

Nadie puede servir a dos señores: porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien, se entregará a uno y despreciará al otro.

 Si este cantante hubiese dicho “no estoy en contra de nadie (en vez de decir que no estaba en contra de nada), pero estoy en contra del aborto”, hubiese tenido más coherencia su respuesta, ya que quedaría bien entendido que no le desea el mal a nadie, ni a quien aborta ni al que es abortado. No se puede nadar y guardar la ropa. La verdad nos hace libres, pero obviamente compromete. No se puede optar por la verdad sin enfrentarse o estar en contra de la mentira; decir: no estoy en contra de nada, pero estoy a favor de la vida, queda bonito, pero no se sostiene filosóficamente.

Corresponsal de España

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