Si se hiciera una encuesta preguntando por las dos palabras más repetidas en los medios de comunicación escritos o audiovisuales, nuestra apuesta sin lugar a dudas sería por las palabras “derecha” e “izquierda” (obviamente, por detrás de Covid). Tantas veces mencionadas, pero muy pocas veces explicadas de manera escueta y sencilla. En este artículo trataremos de dar unas pinceladas para aclarar estos términos de manera práctica y común, sin entrar en disquisiciones filosóficas.
Podríamos situar el nacimiento de estos dos términos durante la Revolución Francesa. En ese ambiente pre-revolucionario, el Estado estaba constituido por la nobleza, por un lado, y por la plebe, por el otro. La nobleza estaba constituida por el rey, marqueses, condes, etc. Y la plebe se subdividía en el campesinado y la burguesía (la gente que no vivía en el campo, sino en el burgo o ciudad), que estaba compuesta de comerciantes y artesanos.
En el año 1789 se proclama la asamblea constituyente, mayoritariamente compuesta por miembros de la burguesía. Dentro de esta asamblea se formaron dos grupos: los Girondinos (grupo que se movía en torno a un grupo de diputados de una zona del sur de Francia llamada Gironda), y los Jacobinos (se les decía así porque se reunían en el convento de los Padres Jacobinos). Los Girondinos eran el ala moderada y pensaban que había que pactar con la nobleza los futuros cambios. Estaban a favor de limitar el poder del rey, pero se les consideraban reformistas, buscaban un cambio pacífico y progresivo. Se sentaban en el ala derecha de la asamblea y eran más conservadores.
Los Jacobinos formaban el ala más revolucionaria y radical de la asamblea, eran más partidarios de la revolución que de la integración y apostaban por la creación de la república y la eliminación de la monarquía. Se decantaban por el cambio total y la revolución, y se sentaban en el ala izquierda de la asamblea. Es a partir de este momento que empezó a asociarse el sitio donde se sentaban con las ideas que representaban a cada bando.
Al día de hoy, podríamos establecer algunos parámetros claros para identificar el pensamiento de derechas y el de izquierdas. La gente de derechas suele regirse por dos conceptos básicos, uno es el orden y el otro la tradición. El orden es la relación que tiene una cosa con respecto a otra, y la tradición es el conjunto de bienes culturales o morales que se transmiten de generación en generación.
Por lo tanto, las personas de derechas son aquellas que, respetando la relación que todo tiene con todo, avanzan hacia el futuro, pero teniendo en cuenta el legado o los conocimientos anteriores, así como estos dos aspectos, caminar hacia un futuro lento y ordenado de las cosas, protegiendo de lo antiguo lo bueno y desechando lo malo. Muestran respeto por las tradiciones y costumbres y en lugar de destruirlas las hacen evolucionar hacia nuevas formas de manera lenta y meditada. También atesoran de manera inmutable aquellas que por definición son verdades absolutas y no sujetas a ningún tipo de relativismo. Uniendo estos aspectos, podemos resumirlos todos con una sola palabra: “conservador”.
Las personas de izquierdas suelen basarse en el cambio y la revolución. Cambio es el reemplazo o sustitución de una cosa por otra, y revolución es el cambio violento y brusco con relación al pasado inmediato.
Por lo tanto, las personas de izquierdas son aquellas que están a favor de generar cambios rápidos sin atarse a tradiciones ni costumbres, implementado nuevas formas de conducta que rompen con la dinámica tradicional y generando formas de actuación novedosas y experimentales. Uniendo todos estos aspectos, podemos resumirlos con una sola palabra: “radicales”.