Lo sistemas totalitarios dieron muerte a la verdad

Publicado en julio 17, 2021, 4:33 pm

A lo largo de la Historia uno de los instrumentos que todo sistema totalitario ha utilizado es la manipulación de la verdad. Manipulando la verdad se puede conseguir que una sociedad siga los dictados de un líder. Hoy en día los mecanismos para implementar un sistema totalitario se han depurado tanto que no es necesario recurrir a la violencia. Vamos a estudiar algunos de esos mecanismos para entender cómo el nuevo totalitarismo se está implementando inadvertidamente mediante la perversión de la verdad.

Antes de continuar tenemos que advertir que cada mecanismo no es un compartimento aislado, sino que actúa en consonancia con los demás y se influyen mutuamente. También queremos aclarar conceptos como ingeniero social, planificador social o laboratorio de ciencias sociales. La ingeniería no se circunscribe únicamente a las ciencias exactas, sino también a las ciencias sociales, y son agentes utilizados por los nuevos sistemas totalitarios para la creación de nuevos constructos.

Para que una sociedad o comunidad adopte una seudoverdad, dicha sociedad tiene que tomarla como suya. La fuerza colectiva tiene que estar orientada hacia un determinado fin, y para ello el sistema totalitario se sirve de la propaganda. El ingeniero social sabe que para moldear las mentes debe orientar la maquinaria propagandística de forma que ni las personas más inteligentes y críticas escapen a ese mecanismo. Todo el espectro mediático oficial tiene que reproducir el mismo mensaje, privando de independencia de pensamiento a la mayoría y silenciando a la minoría disidente inclinada a la crítica. Este sistema se ve amplificado y potenciado mediante las redes sociales que han sido capaces de influir en las elecciones presidenciales del país más poderoso del planeta. Imaginen el enorme poder para implantar tendencias y conductas a la gente corriente.

En segundo lugar, para hacer que la población adopte las nuevas verdades, estas tienen que tener algún contenido de verdad para facilitar que la masa digiera el nuevo mensaje. Si queremos que la sociedad asuma que cambiar de sexo es algo natural, los laboratorios de ciencias sociales tendrán que explotar mediáticamente casos aislados de personas que han cambiado de sexo. Así, un hecho aislado e inusual pasará a convertirse en algo generalizado mediante noticias, programas, celebridades del mundo del arte, la música, el cine, etc. Como las consecuencias de cambiar de sexo no son inmediatas y se escamotean los detalles de todo el proceso (requiere operaciones, tratamientos hormonales, etc.), los ingenieros sociales, que no son estúpidos, muestran solamente el producto final sin mencionar las graves consecuencias de este tipo de actividades en personas psicológicamente sanas.

Los planificadores sociales deberán seleccionar sectores minoritarios de la población para explotar el victimismo y movilizar la emotividad generando más apoyo al nuevo sistema de valores. Esto se consigue explotando su carácter dramático y describiendo sistemáticamente los hechos más emotivos. Por ejemplo, si ocurre algún suceso donde una persona homosexual es víctima, la maquinaria mediática se pone inmediatamente en marcha centrando el foco en su atributo homosexual (víctima) y desviando la atención en los hechos circunscritos al suceso. En otras palabras, no es víctima de por sí, es víctima porque es homosexual. Así consiguen catalogar a las personas homosexuales como víctimas, progresistas y justas, mientras que las heterosexuales son verdugos, fachas e injustas. Esto sirve para cualquier otra minoría (negros, indígenas…). La finalidad es una categorización jerárquica, es decir, atomizar la sociedad donde las minorías se ponen por delante de la mayoría valorando los atributos por delante de las personas, todo bajo el manto de una igualdad ilusoria. La consecuencia no es la igualdad, sino la desigualdad en virtud de la cual se debe compensar a un colectivo (en este caso el homosexual) por haber sido oprimido. Es decir, no se trata de lograr una igualdad efectiva de derechos, sino de que la sociedad se someta a unos determinados valores contrarios a su naturaleza e incluso adquiera conductas homosexuales.

El siguiente mecanismo totalitario es la manipulación del lenguaje para facilitar a la masa interiorizar los nuevos contenidos. Consiste en cambiar el significado de las palabras con las que se van a expresar los ideales de la nueva verdad. La perversión del sentido de las palabras es un instrumento para teledirigir al pueblo generando asociaciones emocionales encaminadas a producir unas conductas específicas. Como el lenguaje está ligado al pensamiento no es difícil de entender que este mecanismo estrangula la capacidad crítica.

Dentro del lenguaje, el líder usa palabras talismán. Estas palabras se ligan mediante la propaganda a situaciones y personas concretas para dotarlas de una carga emocional concreta. Igualdad, derechos, negro, justicia social, etc. son palabras que han sido asociadas mediante la propaganda a sentimientos positivos o negativos, según el objetivo, para movilizar a las personas de forma inadvertida. Como hemos mencionado, la emotividad nubla el pensamiento racional y hace difícil y tedioso ejecutar un análisis crítico y contrastado.

Estos son algunos de los mecanismos que componen el engranaje del nuevo sistema totalitario que, en nuestra opinión, está corroyendo los pilares de la sociedad occidental. Nos quedamos atónitos cuando verdades fundamentadas en evidencias biológicas están siendo discutidas. Pero como hemos visto, no hace falta recurrir a la violencia ni a ninguna técnica coercitiva para implantar seudoverdades. La población en general las aceptará sin resistencia, lo cual hace que el sistema totalitario sea mucho más eficaz al momento de implementarse.

Corresponsal de España

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