EL EXPERIMENTO MILGRAM Y LA PANDEMIA

Publicado en agosto 25, 2021, 9:18 am

El psicólogo social norteamericano Stanley Milgram, a raíz del holocausto provocado por los nazis, empezó a hacerse preguntas acerca de la obediencia a la autoridad y a plantearse si cualquier sujeto sería capaz de torturar y asesinar obedeciendo órdenes. Para comprobarlo diseñó un experimento que se realizó en un laboratorio de la Universidad de Yale. Los resultados fueron sorprendentes. La mayoría de los voluntarios fueron capaces de aplicar un voltaje mortal (sabiendo que la descarga podía ser letal) a un actor que fue contratado para poner a prueba a los participantes.

A través de anuncios en un periódico de la ciudad de New Haven, Connecticut, Milgram reclutó a un grupo de hombres de todo tipo de entre 25 y 50 años de edad, a quienes pagaron cuatro dólares y una dieta por desplazamiento por participar en lo que ellos creían que era un estudio sobre «la memoria y el aprendizaje». Por lo tanto, estos sujetos desconocían que en realidad estaban participando en una investigación sobre obediencia. El actor siempre era el mismo y era conocedor del engaño, pero cada vez ponía a prueba a un voluntario distinto que no conocía el fin último del experimento.

Para la realización del experimento se necesitaban tres personas: el investigador, el ‘maestro’ y el ‘alumno’. El voluntario (que hacía de maestro) tenía que hacer una serie de preguntas al actor, que estaba dentro de una cápsula (y hacía de alumno), fuera de la vista del voluntario. El investigador se encargaba de que el maestro (el voluntario), aplicara un castigo cada vez que el alumno (el actor) fallaba una pregunta.

El castigo consistía en aplicar una descarga eléctrica cada vez que el alumno fallaba una pregunta, aumentando la potencia conforme iba fallando en las respuestas. El investigador (la autoridad) se encargaba de instigar a los maestros a continuar con el experimento en caso de vacilación: “Continúe, por favor. El experimento requiere que usted continúe. Es absolutamente esencial que usted continúe. Usted no tiene opción alguna. Debe continuar”. El investigador elevaba el grado de sus exigencias en proporción a la duda del maestro. Todos pusieron en duda el experimento en algún momento, incluso señalando que no querían el dinero. Pero ninguno paró. Lo que ningún maestro sabía es que todo era un gran montaje. 

Cuanto mayor voltaje aplicaban, mayores eran los gritos del actor. Llegado un momento, y tras una gran descarga, el actor dejaba de gritar, y fueron muchos los que a pesar de pensar que este había perdido el conocimiento, siguieron aplicando la descarga. Pese a que muchos de los maestros presentaron claros síntomas de estrés, desconcierto e incomodidad, el 65% administró el voltaje máximo de 450 voltios a los alumnos. Ningún participante paró al nivel de 300 voltios, límite en que el alumno dejaba de dar señales de vida.

Hace algunos años se realizó este experimento como si se tratase de un concurso de televisión. Si en el experimento original el 65% de las personas llegaron hasta el final, en esta nueva recreación fue más grave aún, pues en este caso fueron más del 80%. Dejamos enlace del concurso.

Véase concurso

Es sorprendente ver cómo gente sencilla y normal es capaz de llegar a hacer daño a sus semejantes porque se lo ordenan desde cualquier estamento, sin pensar que hay que obedecer a la verdad y no a las instituciones. Un poco de miedo o de presión nos pueden llevar a hacer cosas inimaginables. Podríamos comparar esto con la actual “PANDEMIA” que estamos padeciendo. Al que escribe este artículo lo llamaron días atrás para vacunarse y contesté que ya había pasado la enfermedad, a lo cual la interlocutora respondió que, si hacía más de seis meses, podía vacunarme.

Le pregunté que por qué debía de vacunarme si ya tenía anticuerpos de la enfermedad y supuestamente estaba inmunizado. La interlocutora dijo que esos eran los protocolos y que no sabía nada más. Le argumenté que si las vacunas tenían contraindicaciones con patologías ordinarias, a lo cual adujo que eso se lo preguntase al médico.  Le respondí que si eso había que preguntárselo al médico, por qué no me llamaba un médico en lugar de alguien sin conocimientos. Me dijo que a ella le habían ordenado llamar a la gente para darles cita para vacunarse y a eso se limitaba.

Le pregunté que si sabía que muchas embarazadas habían perdido el niño tras la vacuna, y dijo no saber. Le argumenté que si ella se dedicaba a llamar a la gente para vacunarse debería de tener algún tipo de formación para discernir quién podía vacunarse y quién no. A mi pregunta de que si sabía que lo que están inoculando no es una vacuna, sino una terapia génica, contestó que no sabía nada de eso.

Le pregunté que si era consciente de que no solo consistía en llamar a la gente y darle cita, sino que también tendría que preocuparse de las patologías que pudiesen tener las personas y orientarlas en los beneficios de vacunarse o no. Me contestó que ese no era su trabajo.  Al final se enfadó y me preguntó si la estaba llamando ignorante; le dije que no, pero que se comportaba como tal (en este asunto), ya que no sabía nada.

En el fondo, esta señora, como bien decía ella, “es una mandada”, pero hay muchos médicos que saben mucho más que ella y están haciendo lo mismo que ella. Están enviando gente a la vacunación a sabiendas de que no están haciendo lo correcto y su único fundamento es que “reciben órdenes”. Están haciendo lo mismo que la gente del experimento de Milgrand, y esta vez no es un montaje, esta vez es cierto. Gracias a Dios no todos los médicos están haciendo lo mismo, pero es paradójico que el porcentaje de los que están haciendo lo correcto es muy parecido al porcentaje del falso concurso sobre el experimento cuando se llevó a la televisión.

Uno de estos buenos médicos es el Dr. Manuel de la O Cavazos, de un hospital de Nuevo León (México), que nos da unos datos muy curiosos sobre esta “PANDEMIA”.  Nos sentimos muy orgullosos de médicos como este (aunque lamentablemente son muy pocos, como en el experimento). Los datos que da son impresionantes. Les dejamos enlace para que los vean.

Véase vídeo

Corresponsal de España

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