José Luis Escrivá, ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones español, apuntaba días atrás que los trabajadores tenían que alargar más su vida laboral, entre los 55 y los 75 años. Otra injusta exigencia para esas personas que levantaron este país y que soportan ya sobre sus espaldas un fardo pesado de cargas impositivas. Esta circunstancia nos trae a la memoria ese pasaje bíblico donde el faraón castigó a los israelitas que fabricaban ladrillos, teniendo además que buscar la paja sin bajar el rendimiento:
Aquel mismo día, dio el faraón esta orden a los capataces del pueblo y a los escribas: “Ya no daréis, como antes, paja al pueblo para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a buscársela”. Pero que hagan la misma cantidad de ladrillos que hacían antes, sin rebajarla, pues son unos perezosos. Y por eso claman diciendo: Vamos a ofrecer sacrificios a nuestro Dios. Que se aumente el trabajo de estos hombres para que estén ocupados en él y no den oídos a palabras mentirosas (Éx 5,6-9).
En un país con más de tres millones de parados no se explica cómo se puede pensar en aumentar la edad de jubilación a los 75 años. Como tampoco se explica que en un país donde se quiere aumentar la edad de jubilación a los 75 y que tiene más de tres millones de parados, diga el Gobierno que necesitaría duplicar el número de inmigrantes actual, de siete millones a catorce, para el año 2050.
Mucho menos se entiende que en un país donde dice el Gobierno que hay que aumentar en siete millones el número de inmigrantes y que ya cuenta con otros siete, se hayan eliminado, a través del aborto, más de tres millones de niños desde 1985 hasta 2020.
Si lo que se está pretendiendo es cambiar una población por otra… lo están haciendo muy bien, y es la única lógica que se deduce tras analizar un poco estos datos. Por un lado, explotar a las personas mayores y, por otro, eliminar a las nuevas generaciones de españoles.
Los abortos se han producido, casi por igual, tanto en los gobiernos del PP como del PSOE. Bajo gobiernos del PSOE se aprobaron las leyes de aborto y bajo gobiernos del PP se han mantenido sin modificar/derogar esas leyes de aborto.
Los tiempos cambian poco, lo único que cambia son los medios tecnológicos. Antiguamente había carros, y hoy, coches. Antiguamente había lápices, y hoy, ordenadores. Antiguamente se escribían cartas, y hoy, correos electrónicos. De esa misma manera, las atrocidades que se cometían antiguamente, se cometen hoy en día. Solo que, antiguamente (por ejemplo, en el caso del aborto), se llamaban sacrificios humanos, y hoy en día se llaman IVE (Interrupción Voluntaria del Embarazo).
De la misma manera que hemos ilustrado la explotación que el Sr. Escrivá propone para seguir exprimiendo a los ancianos y que trabajen hasta los 75 años (porque habrá algunos que quieran y puedan hacerlo, pero la inmensa mayoría no, en ninguno de los dos casos) con un ejemplo bíblico, podemos poner otro para ilustrar la eliminación de niños:
Y han construido los altos de Baal para quemar a sus hijos en el fuego, en holocausto a Baal; lo que no les mandé ni les dije ni me pasó por la mente. Por tanto, he aquí que vienen días —oráculo de Yahveh— en que no se hablará más de Tofet ni del valle de Ben Hinnom, sino del «Valle de la Matanza». Les haré caer a espada ante sus enemigos por mano de los que busquen su muerte. Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y comerán cada uno la carne de su prójimo (Jr 19,5-9).
Tres cosas se pueden reconocer en este pasaje, que ocurren actualmente:
1ª- SE ESTÁN MATANDO NIÑOS. Se está llevando a cabo el mayor holocausto de la historia: “para quemar a sus hijos en el fuego, en holocausto” (tres millones de niños solo en España).
2ª- La población española está cayendo y será SUSTITUIDA POR OTRA CULTURA si sigue al ritmo que lleva. Se potencia la entrada de inmigrantes, y a la vez se potencia nuestra desaparición a través del aborto. Esto lo están llevando a cabo los que quieren que desaparezcamos como cultura: “Les haré caer a espada ante sus enemigos por mano de los que busquen su muerte”.
3ª- Esta es la más dura. Ciertamente, ingerimos de manera inconsciente o consciente ciertos potenciadores de sabor elaborados con restos de fetos abortados, y estos son utilizados por conocidísimas empresas que producen refrescos y otros productos alimentarios: “Les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas, y comerán cada uno la carne de su prójimo”.
Véase uso de tejidos fetales en saborizantes
Moralmente, no se ve ningún avance. Si nos comparamos con nuestros ancestros, se cometen las mismas atrocidades que en la antigüedad. Eso sí, encubiertas bajo eufemismos y tecnicismos, pero igual de desordenadas y perversas. Más graves aun que las que ellos cometieron, porque llegamos a presumir de ser más cultos y avanzados. Nada nuevo bajo el sol… Por cierto, terminaremos este artículo con ese pasaje del Eclesiastés 1,9-10:Lo que fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará. Nada nuevo hay bajo el sol. Si algo hay de que se diga: «Mira, eso sí que es nuevo», aun eso ya sucedía en los siglos que nos precedieron.