Andreas Schofbeck, un miembro de la mesa directiva de BKK ProVita (la más antigua aseguradora alemana de salud), mandó una carta a las autoridades sanitarias de su país quejándose del incremento de casos relacionados con los efectos adversos de la vacuna experimental Covid-19.
El estimado de consultas por efectos secundarios posvacunación COVID es de tres millones de habitantes. En una nación que tiene 83 millones esto significa alrededor del 5 %. Schofbeck también remarca que el Gobierno de Alemania escondió estas estadísticas al público en general y mintió acerca de los efectos secundarios.
Esto no nos debería sorprender, ya que en los EE.UU. el mismo Gates testificó diciendo que iba a haber un porcentaje de muertes y efectos secundarios, lo cual coincide con el estudio efectuado por el Dr. Korry, que determina que entre el 5 % y el 10 % de las vacunas son peligrosas.
VAERS (Organización americana que se dedica a recibir la información de efectos adversos de las vacunas) reportó que durante 2021 hubo 1.134.982 reportes de efectos adversos provocados por las vacunas, 24.402 muertes por causa de las mismas y 44.512 personas quedaron con discapacidad permanente.
Todas estas estadísticas parecerían insignificantes si no fuera porque otras vacunas no han llegado a tener más del 0.35 % de efectos dañinos en los últimos 10 años. Debemos recordar que, en realidad, la vacuna COVID no es una vacuna en el sentido tradicional de la palabra, sino que es una terapia genética que al momento de salir al mercado estaba en la etapa 3 de experimentación, aunque me imagino que después de este gran experimento mundial ya habrá superado esa etapa.
Otra de las quejas durante esta pandemia es el bajo porcentaje de reportes indicando los efectos adversos de esta vacuna, pues el mismo laboratorio de investigación médica Connaught afirma que más de un 50% no sale a la luz pública.
En el 2020, la FDA hizo una lista con los posibles efectos secundarios de esta vacuna genética, entre ellos, ataques al corazón, miocarditis, convulsiones, coágulos sanguíneos en piernas y pulmones, enfermedades de inmunidad (reducción de las células T, que son las que nos defienden), enfermedades neurológicas, presión alta y el aumento de cánceres fulminantes. El Doctor Ryan Cole, certificado patologista en Washington, nombra el aumento en más de 20 veces del cáncer de endometrio, y le ha llamado la atención que en menos de un año este tipo de cáncer se ha propagado entre la población americana a un grado exorbitante.
OneAmerica, aseguradora de salud americana, apunta un incremento de muertes del 40 % comparado con el año anterior, siendo más del 90% de los casos personas vacunadas. En una medición de catástrofe, que es la letra sigma, y una sigma es 1 %, aumentó en 200 años. Esta pandemia no tendría que haber sufrido más del 10% de muertes, pues un 40 % jamás se ha oído. Steve Kirsch, graduado del MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts) y empresario, explica que esta catástrofe solo puede pasar, como una auténtica broma, en 2.8 millones de años, o sea, estadísticamente, nunca. En otras palabras, esto no es casualidad sino que algo en realidad ha causado este aumento indiscriminado de efectos.
Debemos esperar qué más cosas van a salir a la luz en los próximos tiempos, aunque ya no lo fue con la rapidez que tendría que haber sido para muchos que se quedaron en el camino.
