Ya me he referido en un artículo previo a cómo los niños están siendo el principal objetivo de ideologías diabólicas. Recientemente, mi amiga mexicana me mandó un video donde una mamá descubre que entre un montón de libros infantiles que la Editorial Santillana ha entregado en forma gratuita a los niños por ocasión de su aniversario, se encuentra un libro que toca temas preocupantes, y me estoy refiriendo al satanismo y a las “simpáticas” brujas que están hoy de moda a través de shows y videos con brujas “buenas” y “adorables” que hacen todo tipo de maleficios (ahora le llamamos conjuros), trabajan con “espíritus” —que en realidad sabemos que son demonios— y adquieren poder para usarlo con el supuesto fin de hacer “justicia“, pero en realidad es control.
Este libro se llama Matemágicas, de Norma Muñoz Ledo, y se trata de un niño que se encuentra con un libro “mágico”. En el video puedo ver el contenido de los distintos capítulos, y muchos de ellos te hacen enarbolar la bandera roja, ya que todas las mamás debemos estar bien despiertas ante el masivo adoctrinamiento al que los niños están sometidos en las escuelas. Algunos de los temas son: noches de insomnio —o matemáticas mágicas— y en la mitad del libro hay otro texto con el título de “Brujos, demonios y duendes y otros espantos mejicanos”, que, aparte de todo, es un libro con información real de conjuros, que de inocente no tiene nada.
La otra cosa bien preocupante es la calidad y el tipo de gráficos que no son apropiados para ninguna edad escolar, son guías para rituales satánicos que explican los demonios y sus distintos nombres en el folklore mexicano y cómo conjurarlos. El título más apropiado sería ”Guía práctica o introducción al satanismo para principiantes de corta edad”.
Debemos estar conscientes de que estos temas llegan a los países latinoamericanos por vía de los países más poderosos. Desde la famosa introducción de la serie de Harry Potter, un pequeño mago, han surgido infinidad de libros para niños y adolescentes con el tema central del satanismo, aunque bajo el nombre de magos, brujos o encantadores. En EE.UU. tenemos bastantes libros para niños con ese tema. Por ejemplo, para el grupo de edad entre 8 y 12 años, El libro de conjuros de la pequeña bruja; otro, entre 5 y 10 años, Elíxires y pociones mágicas, El libro de conjuros para niñas, o Wicca y rituales de encantamiento para el grupo de edad entre 12 y 16 años.
El mundo espiritual existe y es cosa seria, no es para tomárselo livianamente. En EE.UU. la cantidad de exorcismos que se hacen ha aumentado al triple los últimos veinte años, y no estamos hablando de posesión, que son casos raros, sino de influencias espirituales malignas que cambian e interceden en la vida de las personas provocando muchas tragedias. El Padre Amorth, director del grupo de exorcistas del Vaticano, habla intensamente en su libro de cómo podemos defendernos y protegernos, así como a nuestra familia, pero una de las cosas que recalca es evitar todo contacto o interés en magia, Wicca, tarot, cristales y toda la onda New Age, evitar esa curiosidad y no fomentarla tampoco en los más jóvenes.
El rechazo al satanismo en EE.UU., país en el cual es una religión oficial, o sea legal y reconocida, con templos y misas negras, se ha intensificado después de que la gente ha tomado conciencia a raíz de los escándalos en que varios políticos y gente famosa y su envolvimiento en ritos satánicos en los que usaban niños. Por otro lado, con el arresto y el “suicidio” de Epstein también surgió de la investigación un anillo de pedófilos que actúan con impunidad en la alta política, y muchos niños ya son preparados y elegidos en las escuelas para luego ser victimas de estos círculos. ¿Y cómo los preparan? Introduciéndolos de a poco a estas ideas y normalizándolas como algo deseable y bueno. Los niños no tienen la madurez de distinguir el bien del mal si se lo saben vender, y a veces ni los adultos tienen la madurez de distinguir el mal, y cuando las cosas pasan y más chicos desaparecen o adolescentes se suicidan, se preguntan sorprendidos cómo esto pudo pasar.
Cuiden a sus niños y con qué clase de cosas están en contacto, y tengan sin cuidado que las etiqueten de exageradas o antiguas, pues el futuro de sus amados hijos está en riesgo.
