El Presidente Biden recientemente declaró, después de reuniones con el Grupo de los 7 (G7) y la OTAN, que la escasez de comida es una cosa que va a ser real, no solo en Europa sino en los EE.UU. ¿La culpa quién la tiene? El conflicto de Ucrania con Rusia, y parece ser que las mismas sanciones que le imponemos a ellos nos van a perjudicar a nosotros; esto es lo que yo llamo un buen líder. Siguió “aclarando” que los EE.UU. son el tercer productor de trigo mundial, seguido por Canadá, ¿entonces? Pero Biden dice que ya está en tratativas con los países europeos amigos para que reduzcan las restricciones de comida y así puedan mandar comida al extranjero, pero no aclara adónde precisamente. Rusia es también un gran productor de granos y de fertilizantes, y sin fertilizantes la producción va a bajar alrededor del 20%. Pareciera ser que la humanidad depende altamente de los fertilizantes.
Es verdad que los precios de la comida en EE.UU. están por las nubes, pero es principalmente debido a la inflación que está asolando el país, provocada a su vez por imprimirse billetes sin respaldo. Como en los mejores años de la Argentina la actual administración americana no para de darle a la maquinita verde. Otra variable es el incremento de los precios de la gasolina y el diesel, que se usan para las maquinarias agrícolas, y todo ello por la invasión de Ucrania.
Otros que están anunciando a los cuatro vientos el desabastecimiento global de alimentos son los de la Fundación Rockefeller. Rajiv Shah llama al Gobierno estadounidense a liderar la solución a la crisis, pero también agrega que hay una responsabilidad global, aunque el rol principal es para los EE.UU. que ha sido el líder incuestionable en temas de comida y hambre en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Esto incluiría el aporte de fondos importantes a los países más vulnerables y con más riesgo de hambrunas, pero me pregunto si esta ayuda será desinteresada o estos países tendrán que doblegarse a condiciones impuestas.
Catherine Austin Fitts, en su blog llamado El reporte Solari, nos recuerda las famosas palabras de Allan Savory: “La agricultura no es la creación de sembradíos y sus cosechas, la agricultura es la fundación de la civilización de toda economía estable, sin ella no existen ciudades, ni bancos, ni mercados, ni hospitales, ni universidades. Tampoco iglesias”.
La ingeniera y mujer de negocios Austin Fitts creó un tracker que contabiliza el riesgo de la escasez de alimento en el mundo, llamado Solari Food Risk Tracker. Ya desde 2016 estudia las tendencias en el mundo y observa las inversiones de las grandes compañías, de los ricos hombres de negocios y en qué invierten su dinero, y todos en mayor o menor medida se han dedicado a adquirir grandes latifundios llenos de recursos naturales. ¿Llegará el momento en que tendremos que pelear por nuestra tierra y nuestra agua?, ¿o pagarla? ¿Nos llegarán a cobrar el aire?
Según ella, ya está creado un sistema de control de comida, porque ”el que controla las cadenas de distribución y abastecimiento de comida, controla a la gente; quien controla la energía puede controlar a continentes enteros y el que controla el dinero controla el mundo”, famosa cita de Henry Kissinger, frase que sonó exagerada en su momento, pero que ya es una realidad, pues el hombre sabía de lo que estaba hablando, en ningún momento de un mundo perfecto y utópico donde la pobreza no existe, sino de un mundo en el cual pocos tienen el control del resto.
Los globalistas, que ya controlan el dinero a través de las bancas y sus préstamos, también están detrás de los bancos de semillas, y de esa manera controlan la comida y a quien venden esa comida, con un sistema digital de identificación. Una persona tendrá o no acceso a determinada cantidad de comida con la excusa de una “escasez” fabricada, más que real. Por el otro lado, varios dueños de tierras agrícolas se están organizando entre ellos para mantener algo de control en sus negocios y crear sus propias respuestas a la presión externa de los más poderosos.
El tema este es muy vasto y seguiré escribiendo acerca de todas las tecnologías y de Montsanto, ahora Bayer, y su manipulación genética de las plantas comestibles, como también de algo llamado “vertical farming” o granja vertical. Leyendo todo esto me parece estar viendo varias películas, una de ellas Crisis, en la cual un grupo de periodistas y gente de marketing y avisos crean una crisis para que cierto candidato gane la presidencia, siendo el único que puede proveer la solución a esa crisis. ¡Pero la película más grande la estamos viviendo y es de producción mundial!