Los objetivos globales fueron aceptados por los principales líderes mundiales hace siete años, aunque fue en la Cumbre de Río que se esbozaron, y son: 1) terminar con la pobreza; 2) terminar con el hambre; 3) asegurar la salud de todos; 4) calidad en la educación; 5) igualdad de género; 6) agua limpia y sanitación; 7) energía limpia y económica; 8) trabajo decente y crecimiento económico; 9) industria, innovación e infraestructura; 10) reducir desigualdades; 11) ciudades y comunidades sustentables; 12) consumismo y producción responsables; 13) acción climática; 14) vida debajo del agua; 15) vida sobre la tierra, 16) paz, justicia e instituciones fuertes y 17) buscar socios para estos objetivos.
La mayoría de estos objetivos no son para nada nuevos, suenan bien pero no son novedosos, si dijera, ambiciosos, porque son los objetivos que todos anhelamos: ¡eliminar el hambre y la pobreza promete Klaus Scwab que en siete años! Es lo que los políticos y líderes del mundo nos vienen prometiendo por décadas. ¿Por qué esta vez les tendríamos que creer? ¿Será que nacimos ayer? Salud para todos, ¿no les suena?
Otros objetivos como el cuarto y quinto, que son bien subjetivos, como calidad de educación… ¿Qué es calidad de educación? Solía ser conocimiento y pensamiento crítico y lógico, la capacidad de razonar y diferenciar la verdad de la mentira, reconocer el mensaje propagandístico, ¿esa es la calidad de la educación que están proponiendo? La igualdad de género, ¿a qué se refieren con esa igualdad?, porque los hombres y las mujeres no somos iguales, las mujeres tenemos características biológicas propias que hacen que nuestra forma de trabajar sea distinta. Hace muchos años un jefe me dijo que prefería contratar a un hombre porque le faltaba menos o le traía “menos problemas”. En todo caso concluyó: “si estuvieras en los cincuenta te contrato porque estas muy calificada”. ¿Cuáles son los “problemas” que las mujeres tenemos? La edad fértil, simple como eso, que es una realidad irrevocable, pues hasta una excelente doctora necesita su tiempo para dar a luz y cuidar a su bebé en forma natural, si es posible. La única igualdad de género es que las mujeres se esterilizaran para formar parte de la maquinaria trituradora social y “rendir” como un hombre. Así que la igualdad la logramos apartando todo lo que nos hace ser diferentes, es decir, nuestra identidad, pues la igualdad en el trabajo significa masculinizarnos.
Sí, países como Suecia u otros del norte de Europa, donde las mujeres tienen todas las facilidades en el trabajo, cuando quedan embarazadas y reciben soporte para que sean mamás, son la excepción, no la regla. Estos países están sufriendo población negativa y por eso los incentivos. Son países ricos con muy buen nivel de vida, ya que todos trabajan y todos pagan impuestos de hasta 46 % de su salario (esa situación ya está cambiando con la llegada de refugiados que no trabajan y viven del sistema). Pero seamos realistas: entre dos personas igualmente calificadas, a menos que sea un trabajo en el que se necesiten mujeres específicamente, el hombre va a tener la ventaja y luego la mujer con hijos adultos.
El agua no tendría que ser un problema en ningún lado, no con la tecnología que tenemos, y tampoco la sanitación. Que los países desarrollados tecnológicamente compartan su conocimiento con los menos desarrollados suena ideal, pero desde una agencia gubernamental no puede hacerse, ya que se termina como la historia lo demuestra abundantemente: “creando deuda”; tampoco desde un país soberano a otro, pues esa es una estrategia que usa mucho la República Comunista China, creando lazos de colaboración, y se asegura de que estos países no puedan “devolverles el favor”. Una empresa privada es menos acaparadora y su poder limitado siempre y cuando no sea un conglomerado sino una empresa donde primero tenga beneficio el país y su gente. No hay nada malo en las ganancias de un negocio, lo malo es cómo se llegó a esas ganancias; es mejor por medios legítimos que protegen los intereses del país, no que lo debiliten. El crecimiento o desarrollo de necesidades básicas no tendría que estar en manos de instituciones anónimas a las cuales no les podemos exigir responsabilidad, y menos aun en manos de globalistas.
El tema de la energía, que se menciona en el objetivo número 17, da para muchas más páginas porque allí es donde entran en juego los amigos de Schwab y todos los inversores y hombres de negocios, y no hace falta aclarar que los hombres de negocios hacen negocios para ganar dinero, más dinero y, aunque el objetivo público suene “loable y noble”, no hay nobleza cuando se ponen las ganancias primero. La diferencia de este club liderado por Klaus Schwab es que estas elites ahora también tienen el beneficio agregado de sentirse bien acerca de ellas mismas, lo que es una señal de falso virtuosismo en un mundo hipersensitivo donde el sentimiento se explota como arma de control al mismo tiempo que ahoga la razón.
También hay muchas oportunidades para los inversores en los objetivos 8, 9, 11 y 12. Los objetivos que quedan son acerca de control, y no nos olvidemos que estas elites piensan en forma global, donde las fronteras y las soberanías de los países son un obstáculo, y por eso escuchamos a Schwab decir a menudo que debemos “sumar los esfuerzos y trabajar todos juntos”. Ellos van a trabajar juntos, no hay duda, siempre y cuando puedan pagar sus 600 000 euros al año de membresía ( la famosa inclusividad de la que tanto hablan). Para ellos es un incentivo tener la libertad de manejar sus negocios sin limitaciones y realizar lo que se les pase por la cabeza.
Este nuevo modelo global, como dije, no es nuevo pero sí está envuelto en un papel de regalo más atractivo para la versión actual y usa palabras bonitas a las que no podemos encontrar objeciones, porque ¿quién no quiere todo esto? ¿La diferencia? Que con la implementación de la tecnología global, el sueño de tener un mundo controlado desde un gobierno central ya no es imposible, como tampoco es imposible que los hombres más ricos y poderosos del mundo lo sean a través de sus compañías multinacionales megamonopólicas los que gobiernen sin fronteras y sin límites, y que los presidentes y primeros ministros trabajen para ellos y no al revés.
Muchos no encontrarán objeciones a esta globalización, pero el problema de la globalización es que pocos ganan y el resto pierde. No se puede pensar que alguien que está al otro lado del mundo solucione nuestros problemas locales, ni que los conozca ni que le interese, las soluciones van a venir desde lejos a través de una tecnología que funciona con algoritmos. Ya existen robots que funcionan como humanos y han sido alimentados con algoritmos que les dan las características, pero que no son “humanos”. La masificación fue uno de los problemas del sistema marxista, pues en el materialismo marxista no existe el individuo sino el partido. La globalización es una versión mas sofisticada del materialismo ateo y la tecnología pasa a ser el partido, al cual esta vez no llamamos politburó sino tecnocracia.
Las diferencias son importantes y son las que nos hacen humanos, y los problemas que hay en la India no son los mismos problemas que tiene Sudáfrica, ni la vida en China tiene nada que ver con la de Argentina, pero si vemos esta tendencia, especialmente después de esta “pandemia”, de querer hacernos vivir como chinos (modelo globalista de control), con sus cámaras de identificación y sus pasaportes de salud y su sistema de puntos y su despersonalización a través del uso de máscaras que atenta crear una conducta servil en nuestra siquis, no podemos cerrar los ojos a lo que está pasando. El mundo cambió y tenemos que estar preparados para más cambios que se vienen a pasos agigantados que no nos dan tiempo de pensar, pero la aceptación no es el camino, el camino es desenmascarar las intenciones de las elites y luchar por la soberanía de cada país explotando nuestros propios recursos y ser independientes y autosuficientes. Y si es necesario creamos alianzas, pero con nuestros vecinos más cercanos o con los que compartan el mismo tipo de problemas, para colaborar y ayudarnos como gente inteligente donde todos ganamos, no donde todos perdemos.
Vive le difference!