Así continúa James Corbett en su Corbett Report desde Japón:
“Orden desde el caos. Para sorpresa de ninguno de mis lectores, un secuaz del Foro Económico Mundial está en el medio de esta historia. Ranil Wickremesinghe, primer ministro de Sri Lanka, escribió un artículo de opinión en 2018, en el sitio del FEM, donde asegura que “…haré a mi país rico para el año 2025”,y promociona lo que él llama VISION 2025, una política económica respaldada por el Banco Mundial. Este plan económico asegura inversiones extranjeras con proyectos de energía verde y asociaciones público-privadas, incluyendo libre comercio entre regiones y una economía social. Ni sabemos lo que significa eso que va a generar dividendos para todos. Vemos las consecuencias de toda esta charlatanería: Ranil escapándose del país y el FEM sacando el articulo de su pagina web. Claro que el articulo puede todavía ser leído en la página WayBack porque, después de todo, quedan 3 años.
Aun así y después de este bochorno, la carrera política de Ranil sigue viento en popa, los del Foro siempre recompensan a sus seguidores. Medidas a adoptar por Sri Lanka: restaurar el caos del país implementando un esquema de racionamiento de combustible que se basa en un código QR y vigilancia digital; los ciudadanos tendrán que asociar la identificación de sus vehículos al Documento Nacional de Identidad y, sumado a eso, se les dará el código QR que deberán escanear para poder comprar combustible, y no cualquier día, solo los días permitidos por el Gobierno. Y luego sigue el aprovisionamiento de comida, que también se implementará en forma similar y cual bien necesario para la vida, de cualquier recurso.
¿Cómo nos afecta a nosotros? ¿Quién no puede notar que todas estas implementaciones afectan a países como Holanda, irlanda, Polonia, Italia, Canadá, Argentina y Sri Lanka y pensar que es toda una casualidad? Sin dudas, empezando por la destrucción del sector agrícola, es una acción global coordinada (por eso Gates esta comprando medio territorio americano en territorios de producción de alimentos). Y la Unión Europea, que trabaja como poder de policía, es la que va a implementar restricciones si los países no cumplen con esas restricciones de todo tipo creadas por ella y usando dinero para controlar a los países con sus deudas.
Existe una red cada vez más compleja de acuerdos, compromisos y tratados que imponen todas las mismas políticas de un país a otro. ¿Conoces la declaración de Colombo sobre la gestión sostenible del nitrógeno? ¿O el compromiso global del metano? ¿Sabes con precisión lo que el acuerdo de Paris significa, o la Agenda 2030 de la ONU para desarrollo sostenible, o qué obligaciones citan sus propios países cuando comienzan con los recortes de emisiones? ¿Para ser reemplazadas con qué? Alemania espera pasar el invierno más frío este año, no por el cambio climático en sí, sino por el cese de la mayoría de sus plantas nucleares y las restricciones de energía. Los alemanes ya se están percatando de lo que realmente significan estas “maravillosas” ideas, a un nivel más práctico y personal.
¿Sabías que la Fundación Bill y Melinda Gates prometió patrocinar con $315 millones a la Asociación Global de Investigación Agrícola CGIAR para subvencionar los inconvenientes que pudieran surgir por la implementación de la Agenda 2030? Organizaciones no gubernamentales y organismos globalistas están tejiendo una red de control desde una nación a otra, se esconden bajo todos estos nombres y ni una persona en mil podría nombrar todos estos tratados y organizaciones y explicar cómo forman parte del colapso económico de Lanka o de los Países Bajos.
Esto es serio, es una guerra global. Más personas están abriendo los ojos, más protestas están surgiendo en España y Argentina, Panamá y Canadá, una lucha internacional por la libertad y en apoyo a los granjeros holandeses. Pero esto no es acerca de unos países, esto es acerca de que la humanidad se dé cuenta de lo que está pasando. Holanda y Sri Lanka son solo los canarios en las minas que nos permiten ver lo que nos sucederá: la agenda global para la esclavitud sostenible. Y si no nos unimos será demasiado tarde”.