El llamado a la justicia climática a través de una invitación al arrepentimiento tuvo lugar en una semana de noviembre, del 6 al 18 de este año 2022. Los COP 27 de las Naciones Unidas se reunieron en la Península de Sinaí, en Sharm El Sheikh, Egipto. Los máximos dignitarios religiosos del mundo se reunieron para discutir los cambios climáticos, revertir las consecuencias de esos cambios, buscar justicia por el planeta, disminuir los efectos a largo plazo y muchas más intenciones, a simple vista, muy loables y nobles.
Juntos con el Papa argentino y tomados de la mano, en una ceremonia asombrosamente religiosa, los líderes piden perdón. La descripción del evento en la pagina web de la ONU recalca la importancia de involucrar a los líderes religiosos de las más importantes religiones del mundo, ya que solo ellos pueden lograr el profundo cambio que se necesita en la población, un cambio de mentalidad que llevará a la aceptación de las nuevas políticas de protección del planeta Tierra, porque después de todo “hay que proteger la Creación de Dios”, que es una “responsabilidad sagrada”.
Otra de las declaraciones menciona: “Buscamos una nueva visión para la humanidad y el peligro de extinción de la humanidad a través de cambios radicales en la humanidad” o “No estamos buscando crear una religión nueva, pero más bien traer a las distintas religiones a juntarse para esta lucha global y proteger la Creación de Dios”. En un esfuerzo de que las religiones enseñen acerca del cambio climático tenemos recursos en nuestra pagina web, divididos por religión, pero con un “mismo objetivo en mente”.
La Organización ICSD, por sus siglas en inglés The Interfaith Center for Sustainable Development, redactó lo que se conoce como los “Diez mandamientos universales de justicia climática”. En forma resumida, estos son: somos los cuidadores de este mundo (y sí, mandato divino, quién lo va a hacer sino), no los dueños (no nos creamos que poseemos algo); la creación manifiesta lo divino (sabemos que Dios es evidente por lo que nos rodea); estamos todos interconectados (verdad de Perogrullo); no hagas daño (mandamiento divino, no al aborto); mira hacia el futuro (no hay otra forma); elévate sobre tu ego (muy buen consejo, los poderes tendrían que hacer lo que predican) y hacia una conciencia universal (olvídate de tus deseos y metas personales y sigue a la masa); cambiemos el clima interior (confuso a qué se refiere); arrepentirse y retornar (no sé de qué y a qué); toda acción importa (verdad autoevidente); tengan una mente (muy importante para aceptar este clase de panteísmo) y un corazón abiertos (a todo lo que ellos predican pero no hacen).
Lo que sigue a este evento es el reforzamiento de estos principios con alcance global a las distintas comunidades religiosas a través de entrenamiento y material y un soporte económico muy grande. Y un planeamiento para el COP 28 en Dubái. El centro de inter-fe también está en coalición con otras organizaciones, como el Instituto Elijah, el Departamento de la Paz, las Naciones Unidas con su organización llamada Fe para la Iniciativa Terrícola, la Declaración Jerusalén, más los sospechosos de siempre, Gates y Soros y sus organizaciones, el Fondo Monetario y sus compañías afiliadas y otras menos conocidas.
Al final de su página clarifican, como si fuera necesario, que todas estas acciones tienen el objetivo “[…] a lograr colectivamente los objetivos de la Agenda 2030”, de la cual ya hemos escrito profusamente en otros artículos.
Como lo dice un miembro del famoso Club de Roma: “Tenemos que lograr estos objetivos, en los que se incluye la disminución de la población mundial sin violencia, eso significa que la gente acepte nuestras políticas sin resistencia”. Parece que han encontrado el medio perfecto, lo han convertido en una religión de falsos profetas, sin ninguna duda. Me entristece pensar que millones van a aceptar esta nueva clase de esclavitud en el nombre de Dios, no el Dios Creador del universo, sino un dios hecho a la semejanza de los hombres, un dios con pies de barro.