NOS VAN A CAMBIAR EL PIENSO: NOS TRATAN COMO ANIMALES

Publicado en enero 15, 2023, 9:10 am

Durante el verano de 1979 ocurrió algo muy extraño en el condado de Elbert, Georgia. Un misterioso desconocido se presentó en la Elberton Granite Finishing Company, llamándose a sí mismo «R. C. Christian» (un seudónimo), y encargó un monumento de granito de 119 toneladas.

El monumento de granito de casi 6 metros de altura, aún envuelto en misterio, se conoce como The Georgia Guidestones. Las Piedras Guía llevan diez inscripciones, repetidas en ocho idiomas. Son:

  1. Mantener a la humanidad por debajo de 500.000.000 en perpetuo equilibrio con la naturaleza.
  2. Dirigir la reproducción con sabiduría: mejorar la aptitud y la diversidad.
  3. Unir a la humanidad con un nuevo lenguaje vivo.
  4. Gobernar la pasión, la fe, la tradición y todas las cosas con una razón templada.
  5. Proteger a las personas y naciones con leyes justas y tribunales justos.
  6. Que todas las naciones gobiernen internamente resolviendo disputas externas en una corte mundial.
  7. Evitar las leyes mezquinas y los funcionarios inútiles.
  8. Equilibrar los derechos personales con los deberes sociales.
  9. Valorar la verdad, la belleza, el amor, buscando la armonía con el infinito.
  10. No seas un cáncer para la tierra. Deja espacio para la naturaleza.  

Visto el tiempo transcurrido desde entonces hasta ahora, y analizando paso a paso todo lo acontecido hasta el día de hoy, no se puede deducir que se tratara de ningún loco, ya que las inscripciones que mandó esculpir en aquellas piedras se corresponden perfectamente con los intereses ocultos tras la Agenda 2030. Por otro lado, el hecho de exponerlo públicamente en semejante monumento, encaja perfectamente con el narcicismo masónico de alto nivel. Por un lado, se cubren bajo un velo de secretismo y, por otro, van dejando pistas innecesarias, pero que delatan su soberbia.

En este artículo no podemos dedicarnos a desglosar cada uno de los puntos anteriormente citados. Lo vamos a dedicar a hablar un poco del punto 10 (No seas un cáncer para la tierra. Deja espacio para la naturaleza), y viendo la relación que tiene con ese nuevo interés que han desarrollado las elites en que comamos insectos (objetivo que ya están imponiéndonos de manera sutil a través de los medios de comunicación y por la fuerza de las leyes), nos centraremos en ese aspecto.

Thomas Robert Malthus (1761-1834) desarrolló una teoría demográfica, económica y sociopolítica durante la revolución industrial, según la cual el ritmo de crecimiento de la población responde a una progresión geométrica, mientras que el ritmo de aumento de los recursos para la supervivencia lo hace en progresión aritmética. Por esta razón, de no intervenir obstáculos represivos (hambre, guerras, pestes, etc.), el nacimiento de nuevos seres aumentaría la pauperización gradual de la especie humana e incluso podría provocar su extinción, lo que se ha denominado catástrofe malthusiana. Malthus se equivocó radicalmente. El aumento de la población nunca ha sido algo catastrófico. La que sí ha sido caótica es la gestión de los grandes poderes durante estos años que, en lugar de emplear todos los conocimientos tecnológicos adquiridos durante los últimos tiempos para paliar las necesidades de la población mundial, los han empleado para buscar la manera de utilizar los recursos en beneficio propio y con el interés de crear una falsa realidad que justifique la despoblación.

Introducir los insectos como “nueva comida” forma parte de su plan por dos motivos. El primero: para sustituir las proteínas animales (vacas, cerdos, ovejas, etc.), con la intención de que seamos cada vez menos autosuficientes. Y el segundo: para que cada vez enfermemos más, con la intención de que esto cause una disminución de personas en el planeta.

Todo esto lo están implementando con la engañosa teoría de la culpabilidad de los animales y del hombre en el falso calentamiento global, pero es una excusa más, como el aborto, la ideología de género (homosexualizar todo lo posible a la población), el feminismo radical (poner al hombre contra la mujer para que esa desconfianza conduzca a acabar con la familia, célula de la sociedad y semillero de la nación), pandemias, nuevas vacunas, confinamientos y mascarillas, todo para conseguir una reducción poblacional.

No nos podemos centrar en todos los aspectos de este plan macabro de disminución de la población. Por ello, nos centraremos en lo anteriormente citado: la imposición de los insectos en nuestra dieta alimenticia. Con la excusa del cambio climático y el hambre en el mundo, la élite globalista impone un nuevo “mandamiento”: comerás insectos.

Es posible que todos hayan visto ya las imágenes de celebridades de Hollywood comiendo  insectos. La actriz Nicole Kidman fue una de las que más recientemente ha salido en los medios. No es la única. También lo han hecho Angelina Jolie y otros como Robert Downey Jr., que aseguran hacerlo a diario, son ejemplos de cómo la elite globalista intenta transformar en atractivo e instalar como “moda” uno de sus nuevos caprichos: que comamos grillos, cucarachas, moscas, escarabajos y gusanos de la harina, en vez de las fuentes de proteínas a las que estamos acostumbrados. Otro caso más de implementación de la Ventana de Overton.

Véase Ventana de Overton

Se trata de otro intento de reducir a la humanidad a un estado primitivo, animal, con la excusa de proteger el medioambiente y combatir el hambre a medida que crece la población mundial. Este objetivo que impulsan no solo puede juzgarse como negativo por el desprecio que demuestran hacia los seres humanos, sino que, además, supone riesgos para la salud. Así lo advirtió un equipo de investigadores de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León (ULE), en España, que concluyó que el consumo de insectos tiene riesgos para la salud humana.

Habiendo dicho todo eso, la élite global (sobre todo el Foro Económico Mundial) quiere que nos metamos cucarachas en la boca, mastiquemos su exterior crujiente y traguemos su viscoso interior verde. De hecho, la agenda de comer insectos se está filtrando a través de los medios de comunicación e incluso del sistema educativo. El objetivo: normalizar e incluso embellecer el consumo de bichos. Para comprender completamente por qué la élite quiere que comamos insectos, primero debemos entender un hecho importante: están buscando redefinir lo que significa ser humano en la Tierra. Creen que tenemos demasiadas libertades y que consumimos demasiados recursos. En resumen, nos ven como ganado. 

Además de restringir todos los aspectos de nuestras vidas, también quieren que consumamos muchos menos recursos. Aquí es donde entra la agenda de comer insectos. Usando palabras de moda como «sostenibilidad», la élite mundial está definiendo qué es una dieta «responsable», mientras avergüenza cada vez más a quienes comen carne.

Cierto es que algunas culturas están acostumbradas a comer estas “delicatessen”. La gran hambruna en tiempos de Mao tuvo que ver con la carencia de arroz, pero ya hacía siglos se consumían insectos y animales exóticos. De más está decir que esa fue solo una de las variadas hambrunas que experimentó China a lo largo de su historia y formación.

Cabe aclarar que el consumo de insectos, serpientes y otros animales exóticos es más común en la gastronomía de las regiones al sur de China, y disminuye hacia el centro y el norte. La gente consume lo que hay disponible en su región. Es decir, que fue el hambre el que hizo que se acostumbraran a comerlos.

Las investigaciones ponen de manifiesto sustancias antinutritivas y tóxicas como la quitina, el material principal del que está formado el exoesqueleto de los artrópodos. Otro ejemplo son los taninos, que forman complejos insolubles con las proteínas y reducen su biodisponibilidad. También los fitatos y oxalatos, agentes quelantes que reducen la absorción de elementos minerales como calcio, zinc, manganeso, hierro y magnesio.

Otro peligro de dimensiones desconocidas asociado al consumo de insectos está en relación con las alergias, ya que muchos artrópodos pueden inducir reacciones alérgicas en individuos susceptibles, principalmente causadas por la presencia de tropomiosina, arginina quinasa, gliceraldehído 3-fosfato, deshidrogenasa o hemocianina.

A pesar de estas advertencias sobre los potenciales riesgos, tanto la ONU como el Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés), insisten en la promoción de estas “fuentes alternativas de alimentación”.

En un interesante artículo titulado “Alimentos ultraprocesados: la peor opción para el planeta y la salud”, el doctor Joseph Mercola brinda detalles sobre este nuevo sistema alimentario basado en “microganado” de grillos, gusanos de la harina y cucarachas, junto con carne cultivada en placas de Petri, “…que se dirige hacia nosotros como un tren de carga sin control”.

En España nos van a obligar a comer (en principio) escarabajo del estiércol y grillo. Ya se encuentra tipificado en el Boletín Oficial del Estado. Van a estar contenidos en forma de harina en galletas, barritas energéticas, pastas y en muchísimos alimentos donde será difícil identificarlos. Y esto es solo el comienzo.

Véase enlace al BOE

Véase vídeo aclaratorio.

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2013-10-01/las-6-estrategias-de-los-ricos-para-reducir-la-poblacion-y-conservar-su-estatus_34781/

Corresponsal de España

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