Ciertamente, la verdad absoluta existe. Otra cosa muy distinta es a cuánta distancia nos encontramos muchas veces de ella. En un mundo donde el rey de la mentira impera es difícil tan siquiera entreverla, y casi todo lo que nos cuentan es, literalmente, mentira. Los medios de comunicación se vendieron hace tiempo a los intereses globalistas y, al día de hoy, es difícil que la verdad, o buena parte de ella, llegue al común de la población.
Existe una ecuación que casi no falla para, al menos, tratar de ser engañados lo menos posible, y consiste en no creer en esos medios por sistema e intentar buscar la verdad fuera de ellos. En cuanto a los últimos acontecimientos acaecidos en Israel trataremos de dar una visión histórica de la verdadera esencia del problema y cómo se originó.
La “colonización” del Estado de Palestina por el pueblo judío no fue una iniciativa de personas individuales y religiosas que quisieron volver a su tierra ancestral; algo que, de ser así, no hubiese sido posible porque fueron necesarios mucho dinero y muchos recursos políticos para conseguirlo. A partir de 1882, Edmond James de Rothschild empezó a comprar tierras en la Palestina otomana con el objetivo a largo plazo de crear un país de propiedad Rothschild.
En 1897, los Rothschild organizan el primer Congreso Sionista (movimiento político nacionalista que propuso desde sus inicios el establecimiento de un Estado para el pueblo judío). Este primer congreso se tendría que haber celebrado en Múnich, pero debido a la oposición de los judíos locales que estaban bien establecidos y no quisieron que se les relacionara con esta organización, tuvo que ser trasladado a Basilea (Suiza). Dicha reunión fue presidida por un personaje llamado Theodor Herzl, judío asimilado (aquellos que, aun siendo judíos, según las leyes religiosas, han abandonado todas sus señas de identidad: ni religión, ni idioma, ni cultura, ni empatía grupal), quien afirmaría en uno de sus diarios:
Es esencial que los sufrimientos de los judíos empeoren, esto ayudará a la realización de nuestros planes. Tengo una excelente idea: voy a inducir a los antisemitas a liquidar la riqueza judía. Los antisemitas nos ayudarán, y con el propósito de apropiarse de sus riquezas reforzarán la persecución y la opresión de los judíos. Los antisemitas serán nuestros mejores amigos.
Dicho proyecto consistía en fundar el Estado de Israel, pero en vista de que los judíos estaban asentados en sus respectivos países y no colaboraban con la idea de dejarlo todo y mudarse a Palestina… se le ocurrió que, si eran perseguidos, la idea de trasladarse no les parecería tan mal. Como así fue, Herzl fue elegido presidente de la Organización Sionista, adoptando dicha organización, como símbolo, el hexagrama rojo (símbolo de la casa Rothschild), que años más tarde terminaría formando parte de la bandera de Israel.
Los judíos que se habían instalado en Palestina empezaron a darse cuenta de que no había ningún altruismo patriótico ni religioso tras la intención de los Rothschild de crear un Estado Judío, y es en 1901 cuando los colonos judíos que ya estaban establecidos envían una delegación para solicitarle a Edmond James de Rothschild lo siguiente:
Si quiere que se mantenga el Yishub (judíos que comenzaron a asentarse en el territorio desde 1882 hasta el establecimiento del Estado de Israel en 1948), en primer lugar, saque sus manos de allí y permita a los colonos corregir por sí mismos lo que sea necesario corregir.
A lo que Edmond James de Rothschild contestó:
Yo creé el Yishub, sólo yo. Por lo tanto, ningún hombre, ni colonos, ni las organizaciones, tienen derecho a interferir en mis planes.
Tras la Primera Guerra Mundial, Mosul, Palestina y Transjordania pasaron a manos británicas, algo que podemos conectar con un episodio bastante curioso que ocurrió en 1916. En ese año, Alemania estaba ganando la Guerra y ofreció el armisticio (acuerdo que firman dos o más países en guerra cuando deciden dejar de combatir durante cierto tiempo con el fin de discutir una posible paz) a Gran Bretaña sin exigir reparaciones de guerra, cosa que los británicos estaban considerando, pero es entonces cuando los Rothschild entran en acción y, a través de un agente suyo, Louis Brandeis (miembro activo del movimiento sionista), envían una delegación sionista desde Estados Unidos a Inglaterra con la promesa de involucrar a los americanos en la guerra en apoyo de los británicos, si estos se comprometían a darles la tierra de Palestina a los Rothschild. Cosa curiosa y que demuestra el poder que tenía (y sigue teniendo) esta familia, porque la prensa americana, que hasta ese momento era pro-Alemania, comenzó una campaña publicitaria en su contra con el fin de manipular al pueblo americano y ponerlo en contra de los alemanes. Aún sorprende mucho más que los Rothschild consiguieran meter a Estados Unidos en la Guerra, puesto que se da el caso de que en 1916 el presidente realizó una campaña por su reelección con el slogan “Woodrow Wilson”, “Él nos mantendrá fuera de la guerra”.
Esta campaña de difusión masiva estuvo a cargo de Brandeis , llevada a cabo con tanta eficacia que llevó al propio presidente Wilson a renegar del lema de su campaña electoral. De esta manera, los Rothschild cumplieron con su promesa de involucrar a los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, y los ingleses también cumplieron cediendo Palestina a este grupo sionista, cosa que quedó por escrito en un documento llamado “La Declaración Balfour”. Dicha declaración fue llamada así en honor al Ministro de Asuntos Exteriores británico Arthur James Balfour. Declaración que se expresaba en los siguientes términos:
Ministerio de Relaciones Exteriores, 2 de noviembre de 1917
Estimado Lord Rothschild. Tengo el agrado de dirigirle a usted, en nombre del Gobierno de su Majestad, la siguiente declaración de simpatía con las aspiraciones judías sionistas, que ha sido presentada y aprobada por el Consejo de Ministros.
El Gobierno de su Majestad ve favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío, y usará sus mejores esfuerzos para facilitar la consecución de este objetivo, quedando claramente entendido que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías en Palestina, o los derechos y la condición política de que gozan los judíos en cualquier otro país. Le agradecería poner esta declaración en conocimiento de la Federación Sionista. Le saluda atentamente, Arthur James Balfour.
Tras la guerra, en 1919 se estableció la Conferencia de Versalles para decidir las reparaciones que los alemanes debían de pagar a los vencedores tras la Primera Guerra Mundial. Una delegación compuesta por 117 sionistas y encabezada por Bernard Baruch (accionista, filántropo, estadista y asesor político estadounidense de origen judío, consejero del presidente Woodrow Wilson en defensa nacional y términos de paz) sacó a la luz el tema del ofrecimiento de Palestina para los sionistas. Fue entonces cuando los alemanes se dieron cuenta del porqué los Estados Unidos se habían puesto contra ellos y quiénes fueron los inductores. En ese momento los alemanes se sintieron traicionados por los sionistas.
Si unimos este detalle al hecho de que Edmond James de Rothschild empezó en 1882 comprando tierras en esa zona y posteriormente al comentario de Theodor Herzl en su diario, y sumamos el ofrecimiento de paz de los alemanes a los ingleses… podríamos plantearnos como hipótesis que, sin la interferencia de los Rothschild, la Primera Guerra Mundial podía haberse evitado. La Conferencia de Versalles fue utilizada también como un intento de los Rothschild para establecer un gobierno mundial con el pretexto de poner fin a todas las guerras, y querían ponerle el nombre de “Liga de las Naciones Unidas”, pero no obtuvieron el apoyo de la mayoría de los países, por lo que no prosperó la idea, aunque sirvió de base para la instauración futura de “Naciones Unidas” como primera piedra para la dominación mundial.